Francisco Álvarez-Cascos: “Invito a UGT a liderar el esfuerzo por mantener el espíritu de consenso constitucional”

Francisco Álvarez-Cascos: “Invito a UGT a liderar el esfuerzo por mantener el espíritu de consenso constitucional”

El Presidente del Principado, Francisco Álvarez-Cascos, afirmó hoy, en presencia del secretario general de UGT, Cándido Méndez, y de su homólogo de UGT Asturias, Justo Rodríguez Braga, que, “más allá de la postura acerca del déficit y de la estabilidad presupuestaria” que pueda mantener cada uno, “invito a UGT a liderar el esfuerzo por mantener el espíritu de consenso constitucional”. Un espíritu, añadió, “cuya ruptura en nombre de no sé muy bien qué mandatos externos se está produciendo”, por lo que abogó por “evitar a toda costa que se consume, si queremos fortalecer el valor de la convivencia, como valor constitucional superior a cualquier política concreta”.

 

Álvarez-Cascos se expresó así durante su intervención en el acto inaugural de la duodécima edición de la Escuela Internacional de Verano de la Unión General de Trabajadores de Asturias, celebrado en la Escuela Superior de Arte de Asturias, en Avilés. El jefe del Ejecutivo asturiano recordó que “en España, en 1995, estábamos instalados en el déficit del 6,6% del PIB” y que él mismo, desde el Gobierno de la Nación y desde las Cortes Generales, tuvo “la oportunidad de impulsar y de aprobar en 2001 las leyes de estabilidad presupuestaria pioneras en Europa” y que esa tarea pudo llevarse a cabo “sin tocar la Constitución”. “Pienso que se puede discutir y debatir acerca de la estabilidad presupuestaria, pero creo que no está justificada, y puede dejar graves secuelas en nuestra convivencia democrática, la ruptura del consenso social y político para introducir esta modificación en nuestra Constitución”.

 

En su intervención, el Presidente del Principado dijo asimismo que “aspiro a compartir en todo lo posible con UGT un compromiso común con la modernización económica y social de Asturias y con la defensa y gestión eficiente de nuestros servicios públicos en toda España”.

 

 

 

 

 


 

INTERVENCIÓN DEL PRESIDENTE


Es una obligación y también un motivo de satisfacción abrir esta intervención con el agradecimiento personal por esta invitación que me hace una de las organizaciones -de las instituciones diría yo- más arraigadas y representativas de este país y de esta región, para compartir la inauguración de su 12 ª de la
Escuela de Verano en Avilés, la UGT de Asturias.

 

UGT merece este reconocimiento por tres razones:
-por su historia como organización fundada en 1888 que está a punto de cumplir 125 años de historia
-por su contribución al progreso social y económico de Asturias y de España, en defensa de los intereses generales de los trabajadores
-por su propia implantación y su acción sindical, generalmente moderada y responsable, fundamental para la conformación de los intereses generales de la sociedad

 

Mis palabras de agradecimiento quiero que incluyan el reconocimiento a su fundador Pablo Iglesias, líder indiscutible hasta su fallecimiento en 1925 del sindicato y del PSOE, añadiendo expresamente que suscribo lo que dijo sobre él Ortega y Gasset: “es menester acentuar que Pablo Iglesias tiene derecho a
que su vida sea contada –como un ejemplo que solicita imitación- cualquiera que fuere la aquiescencia que a sus opiniones se preste”.

 

Y no sólo el recuerdo a Pablo Iglesias, sino que me parece de justicia destacar también la labor histórica de sus grandes discípulos asturianos, personalidades tan notables como Manuel Vigil, Manuel Llaneza o Wenceslao Carrillo, que fue uno de los principales organizadores de la Sociedad Obrera del Hierro en Gijón y a continuación del Sindicato Metalúrgico de Asturias.

 

Soy plenamente consciente de tres circunstancias:
• Primera, que hablo ante los participantes en una escuela, es decir, en marco de conocimiento abierto y de formación tanto más enriquecedora cuanto más plural.
• Segunda, que mis palabras no surgen de mis conocimientos o experiencias sindicales previas, que no tengo, sino de mi condición de servidor público, como militante de un partido, cuya función reconoce nuestra Constitución en el artículo 6, contiguo al del reconocimiento en el artículo 7 de los sindicatos de trabajadores.

• Tercera, que quiero invitarles a todos a participar sin restricciones y sin complejos en las tareas públicas que mejor respondan a sus vocaciones personales, sin importarles más títulos previos que el de aceptar la experiencia como vía maestra de aprendizaje en el servicio público, y el fomentar el desarrollo del sentido común fuente inspiradora de sus actos.
A partir de estas tres consideraciones, y sin otros títulos que los que acabo de mencionar, les traslado una breve reflexión, desde mi propia experiencia política, sobre los valores que me parecen muy relevantes en la UGT, y que considero parte de su ADN identitario:

 

La moderación como rasgo básico de su acción sindical, de su actitud negociadora, y de su vocación proclive al pacto antes que a la confrontación, aprendida del fundador, que siempre vio la huelga como “el último recurso” y que sólo aceptó la huelga general como un hecho excepcional para una situación excepcional, pues para Pablo Iglesias “la huelga general debe reservarse tan solo para casos muy especiales y cuando existan de veras condiciones que la favorezcan”. Situación por cierto que tuvo que vivir Nicolás Redondo en un momento de confrontación con el gobierno de Felipe González,
y de otra manera y en otras circunstancias nuestro paisano Manuel Fernández, Lito. En esta reflexión es justo reconocer la importante contribución de la UGT al desarrollo económico y social de nuestra tierra y también su papel decisivo para que la dura reconversión industrial que tuvimos que afrontar en Asturias
llegara a buen puerto.

 

También la importancia concedida no solo a la lucha social y económica en defensa de los intereses del mundo trabajador, sino también al compromiso político como instrumento esencial y complementario para la conquista de leyes y derechos favorables a los trabajadores, y para combatir el descrédito de la
vida política española. Quiero recordar una idea de Pablo Iglesias que comparto y que me parece de máxima actualidad aquí y ahora. Decía el fundador de la UGT y del socialismo español que él era partidario, como Giner de los Ríos, de “la política del agua corriente, jabón y estropajo” para regenerar
la vida política española. En esta tarea del agua corriente y de la transparencia me gustaría coincidir y contar con colaboración de la UGT.

 

Finalmente, un gran compromiso con la cultura y la formación obrera para lograr como decía Iglesias “un obrero consciente”, esto es, la formación integral del trabajador, y también del sindicato, a través de conferencias en las Casas del Pueblo. Es bueno recordar que en ellas participaron activamente los
profesores del “Grupo de Oviedo” reforzando los lazos entre nuestra Universidad y el mundo del trabajo, compromiso formativo que hoy continúa vivo en la UGT, tal y como vemos en estas mismas jornadas que ya van por la 12 ª edición.


Probablemente resulte más polémica mi opinión sobre la autonomía de la UGT
en relación al PSOE, mayor en unas etapas que en otras –antes citaba a
Nicolás Redondo- pero la historia es muy antigua en el reconocimiento de las
diferencias entre Largo Caballero y Besteiro sobre las relaciones UGT con el
PSOE. Creo que la UGT creció históricamente y fue más fuerte cuando se
abrió también a otros sectores ideológicos y sociales, cuestión que me parece
clave para profundizar en las reflexiones que puede y debe hacer un sindicato
para enfrentarse a sus propias responsabilidades y deslindar las ajenas que
pudieran parecer también propias.

 

Como presidente del Principado, y por lo que respecta al futuro de nuestra
tierra, aspiro a compartir en todo lo posible con UGT un compromiso común
con la modernización económica y social de Asturias y con la defensa y gestión
eficiente de nuestros servicios públicos en toda España, como vías de
contribución a la gran prioridad de la creación de empleo que nos reclaman los
ciudadanos.

 

Estos días se ha abierto en España un gran debate acerca de una reforma para
introducir en nuestro texto Constitucional la limitación del déficit público. Quien
les habla tuvo el privilegio de aprender y de conocer la importancia del espíritu
constitucional cerca de quienes consideramos padres de nuestra Carta Magna,
Peces Barba, Solé Tura, Roca, Herrero de Miñón, Cisneros, Pérez Llorca y
Fraga, y el valor cívico que supone en una nación experta en constituciones -
tuvimos hasta seis en dos siglos- antes de aprobar por consenso nacional la
vigente.

 

En España, en 1995 estábamos instalados en el déficit del 6,6% del PIB. Quien les habla tuvo la oportunidad de impulsar y de aprobar en 2001 las leyes de estabilidad presupuestaria pioneras en Europa, que permitieron a nuestra economía alcanzar el superávit próximo al 2 % en 2007, sin tocar la
Constitución. Antes también fueron posibles los pactos de la Moncloa en 1978 para superar la crisis. Derogadas las leyes de estabilidad presupuestaria en 2006, España alcanzó el 9 % de déficit en 2010, dato negativo que hoy sirve de base a la anunciada reforma constitucional. Pienso que se puede discutir y
debatir acerca de la estabilidad presupuestaria, pero creo que no está justificada y puede traer dejar graves secuelas en nuestra convivencia democrática la ruptura del consenso social y político para introducir esta modificación en nuestra constitución, cuando bastaba restablecer nuestra legislación de 2001, sin afectar a un valor superior como es el espíritu de convivencia tan sensible y trascendente que se sustenta en el consenso constitucional.
Por eso, más allá de la postura acerca del déficit y de la estabilidad presupuestaria, invito a UGT a liderar el esfuerzo por mantener este espíritu de consenso constitucional, espíritu cuya ruptura en nombre de no sé muy bien que mandatos externos se está produciendo, para evitar a toda costa que se consume, si queremos fortalecer el valor de la convivencia, como valor constitucional superior a cualquier política concreta.

Concluyo. La mejor Asturias del último siglo no se entiende sin los sindicatos, y por supuesto sin la UGT. Tienen todos Vds., dirigentes y alumnos de esta Escuela un gran reto de cara al presente y al futuro de España y de Asturias. Espero que sus trabajos les ayuden a encararlos con éxito. En todo caso,
quiero que sepan que las puertas de la presidencia del Principado están abiertas siempre a la UGT. Como alumno por un instante les confieso que me gustaría recibir de Vds. un aprobado en la asignatura del respeto mutuo y del diálogo constructivo. Si podemos alcanzar acuerdos, me sentiría aún mucho
más confortado.

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