Gijón, núcleo histórico del antitaurinismo español

Gijón, núcleo histórico del antitaurinismo español

Gijón, núcleo histórico del antitaurinismo español según un estudio académico  

 

Gijón acoge este próximo sábado, día 28 de septiembre, la presentación del ensayo Pan y Toros. Breve historia del pensamiento antitaurino español (Plaza y Valdés Editores, 2018), una obra escrita por el periodista y doctor en Historia Contemporánea Juan Ignacio Codina en la que se evidencia que Gijón en concreto, y el Principado de Asturias en general, han sido, históricamente, un importante referente del antitaurinismo español. Así, por el libro desfilan ilustres personajes como Clarín, Jovellanos, Benito Feijoo, Palacio Valdés, Darío de Regoyos, la periodista llanisca María Luisa Castellanos o el poeta avilesino del siglo XVII Bances Candamo. Todos ellos manifestaron, cada uno en su tiempo, opiniones muy contrarias a la tauromaquia. Asimismo, Codina también señala que una de las primeras y más multitudinarias manifestaciones antitaurinas ciudadanas celebradas en nuestro país tuvo lugar en Gijón en 1914.   Conviene apuntar que Pan y Toros recoge las principales conclusiones extraídas de una tesis doctoral que el propio Codina estuvo realizando durante más de tres años, y que ahora ve la luz convertida en libro.

En este ensayo, que ya ha sido exitosamente presentado en Madrid, Barcelona, Valencia, Bilbao, Palma de Mallorca, Zaragoza, Santander, Toledo, Pamplona, Zamora, Oviedo, Guadalajara, Logroño y Sevilla, se recogen las aportaciones de multitud de autores que se han posicionado contra la tauromaquia desde el siglo XIII hasta nuestros días. Así, y aparte de los ya citados, este ensayo cita a históricos antitaurinos españoles como Quevedo, Juan de Mariana, Gabriel Alonso de Herrera, Unamuno, Larra, Emilia Pardo Bazán, Carolina Coronado, Blasco Ibáñez, Pío Baroja, Ramón y Cajal, Juan Ramón Jiménez, Francesc Pi i Margall, Modesto Lafuente, Goya, Joaquín Costa, Azorín, Antonio Machado, Emilio Castelar o Francisco Silvela, entre muchos otros destacados personajes.  

En lo que a Asturias se refiere, y tal y como explica Codina, debemos hablar, por ejemplo, del poeta avilesino Francisco Bances Candamo (1662-1704), quien, como se señala en Pan y Toros, mostró severas opiniones en contra de la tauromaquia en algunos de sus poemas. Algo muy similar hizo el religioso ilustrado gallego Benito Feijoo, quien mantuvo una estrecha relación con Asturias hasta el punto de que llegó a ser vicerrector de la Universidad de Oviedo. Asimismo, entre los ilustres antitaurinos asturianos también cabe citar a escritores de la talla de Leopoldo Alas Clarín, catedrático de la propia Universidad de Oviedo, o de la de Armando Palacio Valdés. Ambos mostraron en varios de sus libros críticas directas a la barbarie taurina.  

Pero el listado de destacados antitaurinos asturianos es muy amplio. Por ejemplo, Codina nos habla del crítico literario y de arte José Francés (Madrid, 1883-1964) quien, a pesar de no haber nacido en Asturias, siempre se consideró del Principado, ya que todos sus ascendientes procedían de Llanes y de Gijón. Francés se refiere a la tauromaquia como una “lepra taurina”, y la responsabiliza de causar nuestro empobrecimiento espiritual y cultural.  

Asimismo, conviene destacar a la periodista y escritora María Luisa Castellanos (Llanes, 1892-México, 1974), considerada una auténtica pionera del feminismo en España, publicando numerosos artículos en importantes cabeceras como La Voz, Nuevo Mundo, Mundo Gráfico y Hojas Selectas, y que, además, fue cofundadora de la revista Alma Astur. Castellanos, que fue una de las primeras alumnas de la Universidad de Oviedo (se matriculó en Derecho), fue también una gran antitaurina. Por su parte, el autor de Pan y Toros también cita al universal Jovellanos como otro de los grandes antitaurinos que Asturias ha aportado a la historia de España. Es sabido que este político ilustrado nacido en Gijón, y que llegó a ser ministro del Gobierno de Carlos IV, fue un destacado antitaurino. Codina indica que Jovellanos consideraba  las corridas de toros como un espectáculo sangriento y funesto, únicamente destinado a dar brutales diversiones al pueblo. Frente a lo que se ha dicho, el autor de Pan y Toros reivindica al ilustrado asturiano como un gran defensor de los animales, y es que Jovellanos también denunció la barbarie taurina por el sufrimiento que en ella se genera en el toro y en el caballo.   

Por otra parte, Codina se refiere al pintor y escritor Darío de Regoyos (Ribadesella, 1857-Barcelona, 1913). Regoyos, un renombrado artista que expuso su obra en ciudades como Bruselas, Amberes, Gante, Ámsterdam, París, La Haya, Madrid, Bilbao, Berlín, Londres, Burdeos, México D. F., Buenos Aires, Múnich o Barcelona, mostró severas críticas a la sanguinolenta tauromaquia tanto en sus lienzos como en su obra escrita (es el caso del libro titulado España Negra, publicado en 1899).   Pero, además de estos grandes intelectuales, la propia sociedad asturiana fue de las primeras en organizarse horizontalmente para manifestarse en contra de la barbarie taurina. Así, a comienzos del siglo XX crecieron las semillas sembradas por estos y otros autores y, socialmente, se articuló un amplio movimiento antitaurino cuyo máximo exponente lo encontramos en un multitudinario encuentro cultural antitaurino celebrado en Gijón en agosto de 1914, y al que acudieron más de tres mil personas.   

Por todo esto, para Codina, en el mapa histórico del antitaurinismo español conviene hacer una mención aparte, y muy destacada, a Asturias. «El pasado antitaurino del Principado es muy rico, aunque hoy en día haya quedado enterrado en el olvido, sucumbiendo ante la importante promoción de las corridas de toros llevada a cabo desde las instituciones políticas, sobre todo en los últimos decenios, y la mayor parte de las veces gastando para ello ingentes cantidades de dinero público», defiende el periodista e historiador.

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