Los asturianos caminamos indefectiblemente hacia la extinción

Los asturianos caminamos indefectiblemente hacia la extinción

El crecimiento vegetativo de la población es un indicador demográfico que mide la diferencia entre el número de nacimientos y el de defunciones en un determinado periodo de tiempo. Si el número de nacimientos es superior al de defunciones, se produce un crecimiento vegetativo positivo, mientras que si sucede lo contrario, se produce un crecimiento vegetativo negativo.

En el caso de Asturias, la población ha experimentado un crecimiento vegetativo negativo en los últimos años. Según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), en el año 2021 la región asturiana registró un saldo vegetativo de -2.574 personas, lo que significa que murieron más personas de las que nacieron en ese periodo de tiempo.

Este fenómeno se debe a una serie de factores demográficos, como el envejecimiento de la población y la disminución de la tasa de fecundidad. Asturias es una de las regiones más envejecidas de España, con una edad media de 48 años, lo que significa que la mayoría de la población se encuentra en edades avanzadas, con una baja tasa de fecundidad y una alta esperanza de vida.

 

La inmigración como medida para combatir el crecimiento vegetativo negativo en Asturias

Ante este escenario, la inmigración se ha convertido en una medida importante para combatir el crecimiento vegetativo negativo en Asturias. La llegada de inmigrantes ha permitido mantener cierto equilibrio demográfico, ya que ha contribuido a aumentar el número de habitantes en la región y a rejuvenecer la población.

Según datos del INE, en el año 2021 la población extranjera en Asturias representaba el 4,6% del total de habitantes de la región, con un total de 32.965 personas. En los últimos años, el número de inmigrantes que llegan a Asturias ha ido en aumento, especialmente procedentes de países de la Unión Europea, como Rumanía, Italia o Portugal.

La inmigración ha permitido mantener una cierta dinámica económica en Asturias, ya que muchos de estos inmigrantes se han incorporado al mercado laboral, especialmente en sectores como la construcción, la hostelería o el cuidado de personas mayores. Además, también ha contribuido a fomentar la diversidad cultural y a enriquecer la sociedad asturiana con nuevas costumbres y tradiciones.

En definitiva, la inmigración se ha convertido en una medida importante para combatir el crecimiento vegetativo negativo en Asturias. Si bien es cierto que este fenómeno puede tener ciertas consecuencias a nivel económico y social, es indudable que ha permitido mantener cierto equilibrio demográfico en una región envejecida y con una baja tasa de fecundidad.

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