La Universidad asturiana abre el curso con 'valentía, ilusión y prudencia'

La Universidad asturiana abre el curso con valentía, ilusión y prudencia

El Rector anima a toda la comunidad universitaria "a comenzar este nuevo curso con valentía e ilusión, pero con la reflexión y la prudencia que aconsejan las actuales circunstancias". El Presidente concluye: "al hablar de nuestra Universidad, recobremos toda esperanza".

 

Oviedo (Asturias).-El rector, Santiago García Granda, ha presidido este mediodía el acto de apertura del curso académico 2020-2021, que ha animado a comenzar "con valentía e ilusión, pero con la reflexión y la prudencia que aconsejan las actuales circunstancias". García Granda ha manifestado su "reconocimiento, gratitud y afecto al profesorado y al personal de administración y servicios por su extraordinaria profesionalidad, capacidad de adaptación y sacrificio a la hora de culminar los últimos meses del curso 2019-2020, plagados de incertidumbres y de inconvenientes". "Ahora podemos decir que esta ya es una etapa dominada –ha proseguido el Rector–, con sus luces y sus sombras, pero completada con resultados satisfactorios; sin contagios, que era nuestro principal objetivo, y con el curso razonablemente superado por todo nuestro estudiantado, gracias al esfuerzo personal de cada estudiante y de sus familias, para quienes tenemos también el mayor reconocimiento".

 

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García Granda ha señalado que los planes de adaptación, los protocolos de protección sanitaria y los sistemas de alerta y detección de contagios "están preparados, como también lo están nuestras instalaciones, para cumplir nuestros objetivos de protección de la salud y máxima presencialidad", un proceso en el que "el papel de los equipos de dirección de los centros está resultando clave".

En el aspecto económico, García Granda ha indicado que "es absolutamente necesario que la Universidad disponga, cuanto antes, de los fondos que el estado transfiere a nuestra comunidad autónoma para abordar la transformación de sus instalaciones y sus recursos humanos. Esto nos permitiría afrontar, con los medios adecuados, esa docencia híbrida (la combinación de educación presencial y online por las necesidades de la pandemia), y convertir esta crisis en una oportunidad de la que podríamos salir reforzados y tecnológicamente actualizados".

En cuanto a la escalada de puestos de la institución entre las mejores universidades del mundo, como constata el ranking de Shanghái, el Rector ha destacado que "no hemos dejado de mejorar desde 2016. Y eso lo hemos logrado impulsando nuestra sostenibilidad y con una gestión transparente, con una de las mejores marcas en la empleabilidad de nuestros egresados y egresadas, y con unas cifras y unos retornos en movilidad internacional inimaginables hace cuatro años".

La lección inaugural ha estado a cargo de Mario Díaz, catedrático de Ingeniería Química de la Universidad de Oviedo, bajo el título "El Infierno, la ingeniería de procesos y el Paraíso". En ella, el profesor ha ilustrado a las y los asistentes con los mitos de Grecia y la ingeniería de procesos, la situación y tendencias de investigación, en una exposición que, según ha mencionado, "es deudora de un largo trabajo conjunto con estudiantes de licenciatura, doctorado, grado, máster, especialmente con 45 doctores".

La apertura de curso ha contado, asimismo, con la intervención del presidente del Gobierno del Principado de Asturias, Adrián Barbón, y con la lectura de la memoria por el vicesecretario general, transparencia y protección de datos, Miguel Iribarren Blanco. Y, por primera vez en un acto de apertura de curso, han intervenido conjuntamente la Orquesta y el Coro de la Universidad de Oviedo, que han dedicado sus intervenciones a las víctimas de la COVID-19.

 

INTERVENCIÓN del PRESIDENTE DEL PRINCIPADO DE ASTURIAS, ADRIÁN BARBÓN

 

Apertura curso universitario 2020-2021

 

 

Gracias, rector, por su invitación a participar en este solemne acto. La solemnidad y la relevancia no están reñidas con la austeridad ni con las medidas sanitarias que estamos obligados a respetar, como ocurre en esa ocasión.

 

Imagino que quienes estamos aquí compartimos el mismo juicio: estamos inaugurando el curso universitario más difícil de nuestras vidas. Y, sin embargo, al mismo tiempo estoy seguro de que no nos dejaremos vencer por la incertidumbre. Esa es una de las dos certezas que quiero trasladarles esta mañana a ustedes y a toda la sociedad asturiana.

 

La segunda certeza se resume también de un modo muy sencillo: estamos obligados a contar con la Universidad de Oviedo para afianzar el futuro de Asturias. Esta afirmación se ha convertido en un lugar común en estas intervenciones, pero hoy resulta imprescindible. Intentaré explicar esta reflexión de forma esquemática en torno a tres desafíos que no podemos consentirnos perder.

 

El primero, participar en la competición del talento. La epidemia nos ha ofrecido innumerables lecciones, y una de las más relevantes es la importancia primordial del conocimiento, un activo irrenunciable para una sociedad del siglo XXI. Hay una competición global del talento en la que el Principado tiene que participar sí o sí. Tal vez los anuncios, casi atropellados, sobre los hallazgos relacionados con la vacuna contra el virus sean una de las mejores pruebas de lo mucho que se disputa en ese campo. Quienes tenemos el deber de pensar en una Asturias de vanguardia sabemos que a la Universidad de Oviedo le corresponde un papel protagonista en ese objetivo.

 

Con ese propósito, el Gobierno del Principado ha tomado varias medidas que reseño:

 

  • Esta institución académica ha quedado al margen de los ajustes presupuestarios aplicados para hacer frente a la covid.

 

  • El gobierno asumirá el coste de la pérdida de ingresos derivada de la congelación, otro año más, de todas las matrículas universitarias. Como saben, es probable que la cantidad sea mayor de la presupuestada si, como se calcula, aumenta el alumnado.

 

  • El Ejecutivo también se ha hecho cargo, por primera vez, de las tasas de la prueba de acceso, la EBAU, de las personas cuyas familias perciben el salario social o el ingreso mínimo vital. Esta decisión responde al mismo fin que la congelación de las matrículas: evitar que el nivel de renta sea otra nota de corte que decida el acceso a los estudios universitarios.

 

  • A lo anterior hay que añadir el contrato programa vigente hasta 2021, que nos permite mirar el porvenir con cierta seguridad. Además, el rector sabe que contará con los recursos que sean precisos para afrontar situaciones sobrevenidas causadas por la pandemia siempre que sean actuaciones justificadas, asumibles y realistas dentro de nuestras posibilidades presupuestarias. En este punto, quiero agradecerles el enorme esfuerzo que han desplegado para asegurar la continuidad de las enseñanzas universitarias en el curso que ahora inauguramos. En nombre del Gobierno de Asturias, gracias.

 

El segundo desafío consiste en favorecer el desarrollo económico. No se trata sólo de nutrir a la institución académica, sino de lograr que ese alimento catalice nuestro crecimiento.

 

El inicio de un nuevo curso es un momento apropiado para hacer hincapié en esta cuestión: no podemos concebir la Universidad como un lugar de tránsito para la juventud ni como un rito de paso en su formación.

 

Tal como ha afirmado José Carlos Gómez Villamandos, presidente de la Conferencia de Rectores, las universidades han de procurar el acceso al empleo de sus egresados. Para ello es muy importante ampliar la oferta de enseñanzas, de la que se habla muchísimo, pero también la transferencia de conocimiento, de la que se apenas se dice ni palabra. 

 

La transferencia de conocimiento es, asumámoslo, una de las asignaturas pendientes en España y en Asturias. Tenemos que idear el mecanismo para que el saber generado empape nuestros sectores productivos. Para ello, la Universidad tiene dos vías:

 

  • facilitar la creación de nuevas actividades;
  • y proporcionar el conocimiento que la industria y los demás sectores de actividad demandan. Mi gobierno intentará contribuir a esta ambición en la medida de sus posibilidades con herramientas como la creación de spin-offs y empresas innovadoras de base tecnológica.

 

 

Esta reflexión me lleva de frente al tercer desafío, liderar la transformación industrial de Asturias.

 

Este reto es conocido: hablamos del cambio de paradigma industrial de Europa de mano de la transición ecológica. Esa mutación afectará de lleno a nuestra comunidad y en ese proceso necesitamos, de nuevo, la implicación a fondo de esta institución. Como ya advertí en otra ocasión, no olvido las enseñanzas humanísticas; subrayo la necesidad de que la Universidad se convierta en un vector de fuerza de la transformación industrial.

 

Tenemos en ese campo un gran reto por delante, la preparación de la Estrategia de Especialización Inteligente (S3), la hoja de ruta hacia la Europa verde y digital que nos aguarda en el horizonte. Será, además, la llave a las diferentes líneas de financiación europea. Me consta que el personal investigador de la Universidad está participando activamente en el proceso de consulta para presentar ideas y proyectos para esa estrategia. Es muy buena noticia.

 

Estos retos –la competición del talento, impulsar el crecimiento y liderar nuestra transformación industrial- están siendo acuciados por la pandemia: aumenta la valoración del conocimiento científico y se acelera el objetivo de la Europa verde al tiempo que, por desgracia, crecen las dificultades para el empleo juvenil. Son tres grandes desafíos conectados entre sí para los que queremos y debemos contar con su ayuda, con la contribución de la Universidad.

 

Es algo que el consejero de Ciencia, Innovación y Universidad, su interlocutor inmediato, tiene perfectamente claro. A propósito, permitan que aproveche este acto para destacar la tarea sobresaliente que viene ejerciendo desde el estallido de la epidemia para impulsar proyectos tecnológicos relacionados con la lucha contra la enfermedad. Esa tarea merece un reconocimiento público, al igual que la labor que está realizando con la gran empresa para la puesta en marcha de más centros de I+D+i en Asturias, que aparejarán más investigación, más proyectos y más empleo cualificado. Espero que pronto podamos ofrecer resultados concretos. Si hace un año pensaba que crear esa consejería era una necesidad, hoy estoy seguro de que ha sido un acierto.

 

Como pueden ver, mi gobierno tiene muchísimas esperanzas depositadas en la Universidad. Como afirmé al principio, necesitamos que contribuya de forma decisiva a construir el futuro de Asturias. Le aseguro que no regatearemos esfuerzos, pero también le pido que se involucren directamente en nuestra realidad empresarial y social, que sean una institución aún más porosa, permeable y abierta de lo que son actualmente.

 

Concluyo. Reconozco que el título de la lección del profesor Mario Díaz –“El infierno, la ingeniería de procesos y el paraíso”- me recordó de inmediato a los tres capítulos de La Divina Comedia. Pues bien, hoy, en este inicio del curso universitario, quiero finalizar proclamando lo contrario que rezaba la famosa inscripción de la magna obra de Dante: al hablar de nuestra Universidad, recobremos toda esperanza.

 

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