El peor gobierno

No es una hipérbole. No lo digo yo: lo atestiguan los fríos números de las matemáticas. España es el país con mayor número de muertos por millón de habitantes, que es como se deben computar los fallecimientos. Eso, a pesar de que se maquillan los datos. 

Si tenemos la mejor sanidad del mundo, si nuestros genes no son de peor condición que los de los griegos, italianos o portugueses, todo se reconduce a un problema de gestión. 

Al Gobierno no hay por donde cogerlo, por más que los medios sectarios y apesebrados y el CIS –que lo sigue dando ganador– traten de salvarlo. Pero a los ciudadanos ya no se les engaña. 

Nadie va a perdonar el trato dispensado a los ancianos abandonados a su suerte, a muchos de los cuales se les aplicó la ética utilitarista con resultado de muerte.¿De quién dependen en último término las residencias? ¿Les suena un tal Pablo Iglesias, más preocupado por acabar con la Monarquía que con la pandemia que nos asuela?

¿Dónde han quedado los valores de la sociedad civilizada, dónde la consideración a nuestros mayores, dónde la moral, dónde el respeto a los derechos humanos?¿Cómo puede seguir como portavoz de sanidad del Gobierno un sujeto que nos ha venido mintiendo descaradamente desde el minuto uno?

El alegato en su defensa es que lo nombró Rajoy, como si eso fuera un mérito. Por cierto, un Rajoy tan tontorrón como siempre, que se salta el confinamiento para proporcionar argumentos indeseables.

Los ciudadanos debemos tomar conciencia, a partir de esta trágica experiencia, de la importancia de elegir un Gobierno capaz, competente, no un Gobierno de cuotas. A este Gobierno hay que hacerle pagar sus culpas; a los muertos les debemos un resarcimiento.

Ahora se dan cuenta de que no pueden avanzar solos y, ante la debacle económica que se avecina, quieren diluir su responsabilidad llamando a todos los partidos a reeditar los denominados Pactos de La Moncloa.

Si de mí dependiera, no los suscribiría. No se puede blanquear la gestión de Sánchez, no se le puede elevar a la categoría de estadista. Si asumió con vanidad y chulería un poder absoluto, absoluta debe ser su responsabilidad. 

En todo caso, y con carácter previo a cualquier pacto, deben exigírsele las siguientes medidas: fin del Gobierno de coalición, cese de la Fiscal General del Estado, cese de Ábalos y de Illa, y ruptura con los separatistas y nacionalistas.Salvar a Sánchez es perpetuar un Gobierno caótico, insolvente, incompetente y sectario. Obligarlo a que convoque elecciones es una cuestión de interés público.El peor Gobierno del mundo no puede gestionar la mayor crisis de nuestra historia.



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