Asturianía por los cuatro costados

Nada mejor que en la jornada de reflexión de ayer sábado que acudir al auditorio Príncipe Felipe para asistir y participar en el memorial en recuerdo del que fue excelente radiofonista y defensor del folklore regional Carlos Jeannot. Más de 700 personas, pese a la reflexión, al partido televisado del Sporting y a la proximidad de la final de la champions. El todo Asturias musical convocado por el artífice del homenaje, el productor Juan Taboada a quien, de verdad, deberíamos de homenajear en breve por su discreta pero eficaz labor desde hace muchos años en pro de la música y los autores asturianos.

 

La creme de la creme de los presentadores y músicos asturianos se dieron cita en este emotivo acto que arrancó aplausos generosos y sentidos. Me alegró saludar a Misael Campo, antiguo compañero en los tiempos gloriosos de La Voz de Asturias, así como a otro colega de los tiempos de HUNOSA, el incombustible Jorge Serrano, pintor y músico, cuya vitalidad siempre me ha admirado. Toca la guitarra eléctrica en el veterano y prestigioso grupo de la cuenca del Nalón, Los Tharisman, y no hay actividad cultural principalmente relacionada con la música en la que no esté metido. A lo largo de tres horas más de cuatrocientos músicos y cantantes pasaron por el escenario con presentadores de lujo como Sonia Avellaneda, David Serna, Arturo Tellez, Javier Asenjo, Celso Fernández o Daniel Gutiérrez, el responsable de Cadena 100 en Gijón, quien con gracia aclaró al respetable que él era él y no Isidro Fernández Rozada ya que tiene un apreciable parecido físico con el veterano senador. También hizo una de las presentaciones, la del gran Jerónimo Granda, el empresario de restauración Miguelo, cada vez más metido como actor en el mundo del cine. No faltaron Cholo Juvacho, otro incombustible, a quien acompañó el Cuarteto Torner por el que tampoco pasan los años, ni las bandas de música La Lira de Luarca, Big Band de Llanera, o Orquesta Langreana de Plectro cuya actuación no quiso perderse el felguerino Rufino Roces. También vi en plena forma al Ochote Asturias, intetrado por vecinos de La Fresneda con Víctor, José Luis Jolubi, Ramón Camino e Iñaqui Tellechea. Saludo al excelente pianista Isaac Turienzo que tras un magífico solo acompañó a la inconmensurable soprano allerana Beatríz Díaz. Hasta el psicoesteta de Nembra Ramiro Fernández, entre el público, se puso en pié para aplaudirla. A mi la organización me reservó presentar a Víctor “el de Cimavilla”, el cantante más popular del barrio gijonés quien regentó un local en el mismo considerado como el bar más cantarín de Asturias y por donde pasaron a lo largo de los años todo el famoseo de la villa de Jovellanos, incluidos los deportistas. Víctor “el de Cimavilla” estuvo con el grupo “Zapato Véloz” y de ahí surgió la popular canción “Gijón del alma”, uno de sus éxitos, pero en este homenaje a Carlos Jeannot y al actuar en pleno corazón de Vetusta tuvo el detalle de cantar otro éxito suyo titulado simplemente “Oviedo”.

 

Entre el público vi al concejal ovetense Alfonso Pereira Conde aunque eché de menos al prometedor Gerardo Antuña, seguro que meditando a fondo en esta jornada de reflexión. Aprovecho para expresar mi solidaridad con el concejal Benjamín Rodríguez Cabañas, presidente de la única peña atlética que hay en Oviedo así como al arzobispo Jesús Sanz tambiñen forofo del club madrileño. El Atlético de Madrid, la verdad, no mereció tan abultada derrota.

 

Lo dicho, el homenajeado Carlos Jeannot, al que tuve el honor de conocer en los tiempos en que éramos unos guajes y hacíamos la mili, fue un éxito. Como maestro de ceremonias actuó un maestro del micrófono, José Luis San Martín, ya jubilado de Radio Asturias pero inquieto culturalmente hasta el punto que se ha convertido en un buen actor de teatro por los escenarios asturianos. Vamos, que fue una tarde de asturianía por los cuatro costados



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