La investigación científica, piedra angular del futuro

¡Qué incongruencias! La “competitividad” parecía tan esencial que se añadió a la propia titularidad del Ministerio de Economía: “Economía y Competitividad”. Y, sin embargo, las tijeras del “recorte” generalizado se abatieron sobre el nuevo título, dejándolo maltrecho. 
La I+D+i, que fomenta el talento, las nuevas tecnologías, el progreso… no ha sido, como se esperaba en virtud de los reiterados discursos en los que se ponía de manifiesto su directa vinculación con el crecimiento económico y la creación de empleo, debidamente protegida. 
En poco tiempo los “mercados” han pasado de ponderar las excelencias de la “economía basada en el conocimiento” a su marginación total. 
Es un gravísimo error. La ciencia, como la sanidad, la educación y la justicia, son cuestiones supra-partido político y no deberían ser abordadas –y menos, para reducirlas o anularlas- por mayorías parlamentarias absolutas. 
El futuro está por hacer. No debiliten uno de los principales pilares del porvenir que anhelamos. 
Rectifiquen. Si no lo hacen, lo lamentarán porque, en particular, habrán producido un daño inconcebible y difícilmente reversible a los horizontes de jóvenes generaciones. 
El CSIC, “buque insignia” de la investigación científica española, no sólo debe mantenerse a flote sino que debe fortalecerse. Es una institución fundamental para la “salud” nacional, en todas sus acepciones.



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