Mejoras neurológicas a partir de un tratamiento con hipotermia en paros cardiorrespiratorios

Mejoras neurológicas a partir de un tratamiento con hipotermia en paros cardiorrespiratorios

Antonio Martín/DICYT

 

Uno de los problemas asociados cuando sobreviene una parada cardiorrespiratoria son los daños que se puedan producir en el cerebro. Al parar el corazón su bombeo, la perfusión a las células cerebrales se frena y bastan entre 15 y 20 minutos para que las secuelas sean graves. El Hospital General Yagüe de Burgos fue de los centros pioneros en el uso de sistemas de hipotermia para evitar el mayor daño posible en el cerebro. En el último congreso nacional de la Sociedad Española de Medicina Intensiva, Crítica y Unidades Coronarias, celebrado en Bilbao el pasado mes de junio, médicos de la Unidad de Cuidados Intensivos del complejo asistencial burgalés presentaron resultados que situaban la recuperación neurológica de sus pacientes por encima de la media de la literatura científica.

 

En un paro cardiaco, el órgano que más puede sufrir la falta de riego sanguíneo es el cerebro. "Siempre habrá secuelas en los órganos, pero mientras el hígado o el riñón, por ejemplo, soportan mejor estas situaciones, en el caso del cerebro, la actividad neuronal empieza a frenarse a los pocos minutos", explica a DiCYT Fernando Callejo, especialista de la UCI de Burgos. Las secuelas son más importantes si no existe masaje cardiaco, aunque este sistema de recuperación no las frena del todo. El complejo asistencial empezó hace unos años un tratamiento entonces novedoso para reducir el perjuicio que la falta de perfusión produce en el cerebro: el uso de la hipotermia para reducir el daño en el cerebro.

 

A partir de este sistema, se baja la temperatura corporal del paciente que ha sufrido la parada cardiorrespiratoria a 33 grados. "Bajar la temperatura del cuerpo supone a su vez bajar la temperatura del cerebro", explica Callejo. Y dejar el cerebro en reposo supone frenar su actividad, por lo que la actividad neuronal requiere menos riego sanguíneo y el daño en las neuronas es menor. El cerebro queda, de algún modo como pasa en algunos aparatos electrónicos, en estado de espera. El paciente permanece en hipotermia un plazo de tiempo no superior a 24 horas y se le recupera luego lentamente. Se tarda otras 24 o 48 horas en recuperar la temperatura normal.

 

En un trabajo científico expuesto en este congreso nacional de cuidados intensivos, los responsables de la UCI del Hospital General Yagüe ha logrado que el 54'45% de los pacientes que sobrevivieron a una parada cardiorrespiratoria tengan una recuperación neurológica de primer orden, según las escalas clínicas. En un 22% se produjo, por el contrario, una grave incapacidad. "Estos datos están un poco por encima de la media de la literatura científica internacional", relata el especialista.

 

Esta mejora en el porcentaje en el empleo de hipotermia "hay que cogerla con cautela", advierte el intensivista. "La UCI de Burgos atiende unos 1.300 ingresos al año y hay, por lo tanto, pocos casos de paradas cardiorrespiratorias. Lo importante en este caso es no estar por debajo de la media". Otro factor que ha incidido en la obtención de estas ratios es "la experiencia en hipotermia atesorada en los últimos años". El hospital burgalés fue de los primeros en España y Castilla y León en ofrecer este tipo de cuidados. En la actualidad, según recuerda, los cinco grandes hospitales de Castilla y León (Burgos, León, Salamanca y Río Hortega y Clínico de Valladolid) emplean este sistema de tratamiento a pacientes con parada cardiorrespiratoria.

 

Curso sobre recuperación cardiopulmonar

 

Con el fin de mejorar la atención a los pacientes que han sufrido una parada cardiaca, la Universidad de Burgos ofrece, por primera vez, un curso de extensión universitaria centrado en la recuperación cardiopulmonar. A partir de esta formación, con un componente práctico importante, los asistentes podrán realizar más efectivamente un masaje cardiaco y usar un desfibrilador. Serán un total de 30 alumnos, pero las solicitudes para acceder al curso se triplicaban: había 90 candidatos. El ciclo está impartido por un grupo de instructores procedentes de la Unidad de Cuidados Intensivos del Hospital General Yagüe, cuyo jefe de servicio es Antonio José Montón.

 

El curso de Burgos contendrá las últimas novedades en la materia. Callejo recuerda que "la recuperación cardiopulmonar está muy estandarizada, pero cada cinco años hay una reunión de expertos mundiales y se actualizan las guías por las que se rige esta actividad". La última revisión de los manuales se realizaron en octubre de 2010, por los que a partir de este momento se han introducido algunos cambios técnicos.

 

 

Uno de cada cinco pacientes sobrevive a una parada en el hospital
La supervivencia a una parada cardiorrespiratoria es hoy por hoy muy baja. Esto es debido, principalmente, a que las causas que producen el freno de la actividad del corazón suelen ser graves: infartos o roturas aórticas, por ejemplo. "Por este motivo, es muy importante dotar del mayor número de  medios y conocimientos tanto al personal sanitario como externo", incide Fernando Callejo. En estos momentos, el 20% de los pacientes que llega a una unidad de cuidados intensivos hospitalaria sobrevive a un paro cardiorrespiratio. El porcentaje baja al 8% si el paciente es atendido en la calle.

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