Un día te levantas por la mañana medio asustado, te diriges a un lugar de tu casa y ves un espejo, te acercas a el y ves una imagen reflejada que no sabes quién es, no recuerdas donde estas, ni que paso con tu vida, tu cerebro bloqueado no te advierte absolutamente de nada ya que las redes neuronales están averiadas y sin mecánico que las repare. Esta enfermedad terrible que cada día se apodera de nuestros mayores, llamada Alzheimer.
   En nuestro país, el sistema político desarrolla leyes que solo sirven para pregonarlas como avances en igualdad, pegar grandes titulares en la prensa en busca de votos, buscar diferenciación política con nuevas propuestas y soluciones sociales, que al final terminan en nada. Las ocurrencias de estos representantes de nuestra sociedad, nos llevaron a la ley de dependencia, aprobada y votada por todos ellos, en la cual el pueblo la acogió como una maravilla social, y de ser así, llegaría a serlo. Pero las redecillas políticas, los administradores públicos, la promulgación de leyes sin establecer fondos para su consecución, la llevaron a una irrealidad con trampa.
   Si miramos la historia de los pueblos de antaño, los mayores tenían un valor primordial, tenían la sabiduría, la experiencia, trasladaban conocimiento y sobretodo les tenían respeto, si respeto, palabra olvidada por nuestra sociedad actual.
   Trabajas toda una vida, pagas religiosamente todos tus impuestos, generas riqueza con tu consumo, perpetúas la sociedad con tus hijos, cobras salarios muy por debajo de las necesidades de la vida, y cuando llegas a viejo, es decir, que ya no eres capaz de producir, la sociedad te aparta y te maltrata, es triste pero es la realidad.
  La ley de la dependencia como la están llevando nuestras administraciones, avergüenza a cualquier familia o ciudadano  que sufre los daños irreversibles de esta feroz enfermedad. Una sociedad que no está preparada ni formada para esta carga, viviendas que son cárceles para las familias y enfermos, costes económicos  de las familias que tienen necesidades que cubrir en medicamentos, cuidados sanitarios, cuidadores muchas veces imprescindibles debido a nuestro sistema de vida, y con todo esto  tenemos que aguantar que los que generan estas leyes no paguen lo que deben a todas las familias afectadas.
   Los retrasos en el pago de la ley son constantes, es más, el enfermo necesitado tiene que financiar al estado mientras sufre la enfermedad, ya que los atrasos que pueden acumular más de dos años, se los pagan después al enfermo en cinco años, aún después de su fallecimiento ya que es una deuda contraída.
    Pero si su conyugue, que en el momento del fallecimiento del marido tiene que rescindir de una parte de la paga que tenia la persona fallecida, que le quita la administración, como si el que quedara con vida no tuviera que cubrir necesidades que tenía anteriormente contraídas, ahora las tendrá que cubrir con una reducción económica considerable del sesenta por cien, es decir que puede que pase a mendigar.
   Pero al estado y a la clase política eso les preocupa poco , aunque le deba dos años atrasados de la paga que pertenecía al fallecido por ley , una ley que no aprueba el ciudadano si no nuestros representantes en el congreso y parlamento, que se tendría que cumplir a rajatabla, igual que ellos nos lo exigen a nosotros, cuando no cumplimos nuestra obligaciones, embargándonos los bienes , las cuentas bancarias, este es el  ejemplo que dan estos responsables sociales a los cuales les votamos para que nos solucionen problemas , no para que nos los creen.
   Como los políticos no van ser el mayor problema social, cuando para esto no hay dinero, pero para proyectos faraónicos que después tenemos que cerrar o llevar a los juzgados por señales de negligencia, corrupción o   ver liquidaciones  por debajo del valor de coste de los mismos  a los amiguetes de turno, nos llevan a  pensar que todas sus palabras y declaraciones, son mentiras peligrosas, pero la realidad  de la cual no nos libramos ninguno, es que ellos también llegaran a ser viejos.