Tambores aún lejanos

Foro Asturias celebró su primer cumpleaños ayer en La Campana, en Pruvia. Una asistencia masiva de militantes y amigos que no cesaron de aclamar al líder Francisco Alvarez-Cascos. Por supuesto que el balance es más que bueno para el joven partido. Gobierna en el Principado y en 9 ayuntamientos y tiene un senador y un diputado en Madrid. Sin embargo el efecto Foro para Asturias se me antoja que no es tan brillante. A Alvarez-Cascos le falta cintura y a su equipo le sobra bisoñez. Tiene una mayoría minoritaria muy apretada, pocos euros en el cajón, un gobierno que no le es favorable en Madrid -su antiguo partido con un fuerte Mariano Rajoy al frente- y una Asturias camino de los 100.000 parados. Como ocurre en los matrimonios con largos años de convivencia y que terminan separándose, los tímidos intentos de los hijos para que los padres se junten de nuevo aquí no han dado resultado y veo a la derecha asturiana cada vez no solo más dividida si no enfrentada. A todo esto la izquierda a verlas venir mientras las otras dos patas de la autonomía, la patronal y los sindicatos, discrepan abiertamente de la política que está aplicando Foro, principalmente FADE cuyo presidente Severino García Vigón no tiene filing alguno con Alvarez-Cascos y, presionado como está por los empresarios que ven que no hay mercado donde vender sus productos, no se recata en criticar al Gobierno autonómico por su falta de respuestas utilizando también para ello al secretario de la patronal el allerano Alberto González que tiene muy bien aprendida la lección.

Los síntomas de desencuentro entre la derecha asturiana son evidentes. Mariano Rajoy nombra a Gabino de Lorenzo, el principal ariete contra Alvarez-Cascos, su representante en Asturias. Foro presenta de nuevo, sin posibilidad alguna de éxito, a Arturo González González de Mesa como candidato a la alcaldía de Oviedo. El martes saldrá elegido alcalde con sus votos y la abstención del PSOE Agustín Iglesias Caunedo. Solo hubo algún detalle para buscar consenso. El voto favorable del único diputado de Foro Enrique Alvarez Sostres a la investidura de Mariano Rajoy, la aprobación de los presupuestos de Oviedo, últimos que presentó Gabino de Lorenzo, el apoyo del PP encabezado por Pilar Fernández Pardo a los presupuestos de Foro en Gijón y poco más.

Lo más grave es que a este panorama va a sumarse el hecho de que Asturias no tendrá presupuesto para el 2012, estando abocada a una prórroga de los del 2011 puesto que la dirección regional del PP ha decidido presentar una enmienda a la totalidad puesto que no están de acuerdo con lo presentado por Foro que consideran un proyecto de presupuestos irreal. Y si Francisco Alvarez-Cascos no logra que los presupuestos se aprueben en próximo día 10 de febrero en la Junta General del Principado la deriva que tomará la política asturiana es verse abocada a un adelanto de las elecciones autonómicas, nada bueno para nuestra región, además de coger a contrapié al PP que aquí, por orden de Rajoy, tiene que celebrar su congreso regional, nada más finalicen los populares el nacional en Sevilla, en busca de una renovación que no se va a producir, así como al PSOE, inmerso asimismo en una renovación que sí va a ser más profunda que la del PP. Si Alfredo Pérez Rubalcaba sale elegido secretario general en el congreso que también van a celebrar en Sevilla, tengan por seguro que su mano derecha en Asturias, el hoy diputado Antonio Trevín, optará por la secretaría general que tengo la impresión que Javier Fernández ya tiró la toalla hace tiempo. Si, por el contrario, es Carmen Chacón la elegida, aquí su compañera fuerte es la concejala de Hacienda del ayuntamiento de Avilés Ana Concejo por lo que sería ésta la que intentaría el asalto a la secretaría de la FSA.

Entre el tijeretazo, el paro, las apreturas de Francisco Alvarez-Cascos para seguir gobernando en solitario, etc. suenan ya tambores aún lejanos sobre la posibilidad de que el jefe del Ejecutivo disuelva el parlamento -no piensen, sin embargo, en una moción de censura- y convoque elecciones anticipadas. Mientras, la mayoría de la opinión pública asturiana está más que harta de nuestros dirigentes. En el poder y en la oposición



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