Indultos e ineptitudes frente a corrupción

La batalla electoral que ya se está dirimiendo entre Sánchez (que no el PSOE) y el PP de Casado gira y seguirá girando en torno a dos bloques de problemas. Las debilidades de Sánchez son los indultos que pretende conceder frente a la opinión desfavorable de la mayoría holgada de la población y la ineptitud de sus ministros; la del PP es la corrupción, que no le abandona desde hace lustros.

Curiosamente, los indultos van a acabar abriéndose paso en la opinión de la sociedad, sobre todo a partir de la comedia bufa montada a medias entre Junqueras y Sánchez con la inestimable colaboración de «La Secta», todos ellos más falsos que Judas, que pretende articular una coartada para motivar la medida de gracia con el arrepentimiento. Pero, no lo olvidemos, el arrepentimiento es solo de Junqueras, no del resto de los delincuentes, y no supone abandonar la senda de la rebelión; todo lo contario: abogan por una independencia a la escocesa. 

En fin, el seudoarrepentimiento de Junqueras, aunque no lo parezca, es malo doblemente, primero porque es falso y segundo porque le lava la cara a Sánchez, lo que es malísimo para España. 

La ineptitud de los ministros clama al cielo. Nunca en nuestra historia democrática hubo un plantel de ineptos de proporciones tan preocupantes. 

El examen individualizado de cada uno de ellos nos sumiría en una depresión aguda de la que solo saldríamos con ayuda médica. Vamos, por ello, a obviar algunos episodios vomitivos y centrarnos en los más perturbadores. 

La política exterior llevada a cabo por la Ministra del ramo con Marruecos es una locura que nos puso al borde de la guerra; el caso del Ministro de Consumo es vergonzante, es difícil encontrar una ineficacia semejante; al de Universidades lo recordamos por su aspecto descuidado, no por sus inexistentes aportaciones; el de Transportes, además de ser el más embustero (superando a Sánchez, que ya es decir), es quizá el que más episodios ofensivos para el sentido común atesora; la Vicepresidenta Primera es muy flojita en conocimiento y la que más bofetadas le da a la lengua; la de Sanidad…, en fin, no sigamos deprimiéndonos.

Frente a este panorama, al PP lo sigue salpicando la corrupción, y no es justo, porque es el PSOE el partido más corrupto de España, con 264 causas abiertas frente a las 200 del PP. Pero Casado no supo romper con el pasado, ni sabe hacerlo ahora. 

Por doloroso que resulte, hay que eliminar todo aquello que huela a Rajoy. No se puede hablar de renovación mientras vemos a Ana Pastor (contra la que nada tengo) en primera fila.

El caso Cospedal es sintomático. Claro que le asiste la presunción de inocencia, pero no es tiempo de titubeos. 

Casado debería recordar que la historia se repite como penitencia solo para quienes son incapaces de escucharla. 



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