Comprometidos con aquellos que más nos necesitan

Dicen de mi generación (1998), que es la generación de los niños “sobreprotegidos”, “cómodos” y “sin conciencia social”.

Es curioso, como, a veces, “la opinión general negativa” puede despertar en ti un impulso humano tan profundo como siempre ha sido: “la necesidad de hacer”: un impulso que te lleva a querer cambiar las cosas y hacerte escuchar.

Así nació mi deseo de ayudar a los demás, de no conformarme y de hacer ver qué cambiar a mejor es posible. Las injusticias sociales que existen a nivel mundial te hacen abrir los ojos y querer contribuir, de la mejor forma posible, a mejorar el mundo en el que vivimos. A ello se suma la actual crisis sanitaria que estamos viviendo, que nos ha hecho enfrentarnos a una nueva forma de vida que ni siquiera habíamos imaginado experimentar. 

Tras nacer y vivir 5 años en Bélgica, me trasladé con mi familia a Gijón, la ciudad de mi madre y de mis queridos abuelos maternos. Aquí, gracias a una buena amiga, tuve la oportunidad de contactar con “Rotaract Asturias”, conocer su labor social e implicarme en lo que yo llamo “poner mi pequeño granito de arena”. Todo ello con el objetivo de acercarnos a los colectivos más desfavorecidos y hacerles ver que no están olvidados, que hay mucha gente joven dispuesta a preocuparse por ellos.

Rotaract fue creado en 1968 por Rotary, una organización a nivel internacional cuya finalidad principal es prestar servicios humanitarios en todo el mundo, contribuyendo a fomentar el trabajo en equipo, la paz y la solidaridad. Actualmente, Rotary está presente en más de 200 países y se encuentra organizado en lo que se denominan “clubes rotarios”. Rotaract es la parte de Rotary destinada a la gente joven que tiene como principal objetivo llevar a cabo proyectos sociales y medioambientales, sin perder de vista nuestro mayor lema: “Dar de sí, antes de pensar en sí”.

Los proyectos que desarrollamos en Rotaract están orientados a hacer, a proponer, a buscar y a fomentar en las generaciones actuales la conciencia de que el azar no se porta igual de bien con todo el mundo. La concienciación social, la lucha contra las enfermedades, el cuidado de los más desfavorecidos o la protección del medioambiente son parte de los pilares en los que se basa nuestra labor como promotores de la igualdad y justicia social.

Cuando se pertenece a una generación en la que te han dado todo desde pequeña, es una cura de humildad poder ayudar a los niños que no tienen juguetes, ni ropa, ni alimentos; a los que se les ilumina la mirada con solo dedicarles un poco de atención, jugar o simplemente reír con algo divertido.

Si, al igual que hacemos nosotros, cada pequeño colectivo en cada ciudad, en cada país, se comprometiera con causas sociales y personas, sería mucho más viable construir otro tipo de sociedad. Una sociedad más igualitaria y justa donde fuera una obligacion moral recordar la importancia de ayudar a aquellos que más lo necesitan.

En los tiempos que estamos viviendo, donde todo se convulsiona y nada es permanente, deberíamos preguntarnos: ¿Qué hemos hecho tan mal para llegar a esta situación? y ¿qué podemos hacer los jóvenes para cambiarlo?

Si para algo ha servido el desastre en el que estamos inmersos, fue para descubrir el poder del azar: somos tan frágiles y vulnerables que dependemos de la casualidad de una fatal coincidencia que pueda cambiarnos la vida en un segundo.

Es por ello por lo que en Rotaract nos parece tan importante recuperar y reforzar valores que nos mantengan unidos, fuertes y comprometidos con aquellos que más nos necesitan.

 

Marie Mestdag Rodríguez

Presidenta Rotaract Asturias



Dejar un comentario

captcha