Una cornada con varias trayectorias

 

El Auto dictado por la Sección treinta de la Audiencia Provincial de Madrid en el “caso Blesa”, inflinge –utilizando términos taurinos- una cornada con varias trayectorias al juez Elpidio Silva, con posible afectación de la vena femoral. El pronóstico es, por tanto, muy grave.

Tan grave como algunos de los reproches que se vierten en el Auto: “vulneración del derecho de defensa al ser patente que no existía soporte acreditativo para la reapertura de las actuaciones”; “desconexión y desproporción entre lo que es objeto del proceso y lo argumentado como propio por el Instructor”; “conversión del proceso en una causa general en busca de los responsables de la crisis económica”; “reapertura del proceso una vez firme el Auto de sobreseimiento provisional sin que se aporten nuevos elementos de prueba no obrantes en la causa”.

Toda una serie de lindezas que vienen a sumarse a las que ya se dijeron con profusión del polémico juez.

Por si fuera poco, se le acusa de copiar su argumentación de la página web Wiquipedia localizada por la defensa del sr. Blesa en el link http://es.wuikipedia.org/wiki/Crisis econ%C3%B3mica espa%C3%Blola de 2008-2012).

Alega el juez Elpìdio que se está atentando contra su independencia.

Se olvida que tal privilegio hay que ganarlo día a día y un modo de conseguirlo es motivar adecuadamente las resoluciones.

La motivación es el modo de acreditar que el juez tiene un sólido conocimiento del derecho y que posee las actitudes éticas adecuadas para aplicarlo correctamente.

El proceso no vive en un mundo de verdad autoevidente. La verdad no se muestra, sino que se de-muestra, se argumenta mediante razones.

La falta de motivación constituye una lesión directa del derecho a la presunción de inocencia que puede arrastrar la absolución del culpable.

El juez no puede estar instalado en el iluminismo y debe admitir con humildad intelectual que la motivación de sus resoluciones exige la motivación rigurosa y real de sus conclusiones.

El juez Elpidio ha venido a incorporar al elenco judicial un nuevo tipo de resoluciones. A  las de estilo puro que reproducen abundantemente fragmentos de otras, dedicando muchos recursos a cuestiones periféricas, disimulando la personalidad de su autor, y a las impuras cuyos creadores las escriben más para el oído que para el ojo, utilizando su propia lengua –make it new, make it fresh- (en palabras de Andrés Ibáñez), el juez Elpidio añade ahora las incongruentes, que nada tienen que ver con el caso, reproduciendo argumentos de corta, pega y “tira palante que libras.”

El juez Elpidio ha solicitado amparo al Consejo General del Poder Judicial. Es un derecho que le asiste, pero quienes realmente necesitan ser amparados son los ciudadanos que se tropiezan en su camino con jueces como Elpidio.

Como sabiamente afirmaba Camilo José Cela “la justicia no tiene por misión arreglar el mundo, sino evitar que se deteriore más.”

 



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