Dos cabalgan juntos

Al día de hoy -próximos, ya, los dos meses de confinamiento domiciliario, y después de cinco meses desde que el coronavirus, causante de la Covid-19, iniciase su letal recorrido global- todos los expertos, que hablan con pleno conocimiento de causa: científicos, investigadores, médicos, biólogos, virólogos..., coinciden que nadie, en el mundo, había previsto la magnitud y las terribles consecuencias de esta pandemia.
El pasado miércoles, en el Congreso de los Diputados, cuando se debatía la prorroga del estado de alarma propuesta por el Gobierno, la ultra derecha liberal española representada por el Partido Popular y VOX dieron, una vez más, la nota altisonante y desafinada. La intervención de sus líderes: Pablo Casado y Santiago Abascal, evidenció que ambos están, en estos momentos trascendentales, más cerca del recuerdo de Franco y del ex presidente José María Aznar que de la sociedad española civilizada y solidaria.
Todo lo contrario se puede decir de la formación Ciudadanos. Inés Arrimadas, en este caso, dio un ejemplo de lo que debe representar un partido serio en la oposición en una etapa de crisis social y económica ; tuvo agallas y altura de miras para priorizar lo importante y apoyó la propuesta gubernamental, equiparándose, así, a otras formaciones del centro derecha europeo que también arriman el hombro en sus respectivos países.
Los científicos, los investigadores, los médicos ... a los que sorprendió la virulencia de la pandemia, trabajan denodadamente para conseguir un remedio que contrarreste a la Covid-19. La necesidad de mantener el estado de alarma es de sentido común teniendo en cuenta que los miles de contagios y los doscientos muertos diarios en nuestro país son desde todo punto de vista preocupantes.
Pablo Casado y Santiago Abascal, en su liberalismo y en su cutredad pandémica como fervientes seguidores de siniestros referentes, no atienden ni les preocupan las ideas científicas y sanitarias; solamente atienden a sus ideologías alejadas de la preocupación de una gran mayoría de los españoles.  Ambos no apoyaron la prorroga. 



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