El árbol que escuchaba

Les voy a contar una pesadilla que tuve. Me dormí como casi siempre escuchando la radio. Lo cierto fue que en mi profundo sueño me quede preso/atrapado dentro del tronco de un árbol, y veía todo lo que sucedía a mi alrededor impotente. El árbol en cuestión estaba dentro de un parque y cerca de él, un banco.
Allí, se sentaban todo tipo de gentes. A media mañana, llegaron los primeros. Eran  tres hombres ya entrados en años que por la forma de saludarse eran viejos -nunca mejor expresado- amigos. Comenzaron hablando del tiempo, luego de las noticias del día de ayer, estaban endemoniados contra el gobierno, en eso todos estaban de acuerdo, las pensiones ni mencionarles y menos congelarlas. Mientras no aborden cosas sobre la contienda civil o de la mili, salgo bien parado. Tuve suerte ya que uno empezaba a mencionar a un tal caudillo, cuando una fina lluvia los hizo ponerse en marcha.
La gruesa corteza, la que me impedía salir, también hacia de abrigo. Para al atardecer ya había descargado todo lo que llevaba dentro de sus barrigas, las nubes que me observaban. El banco volvía a tener posaderos, eran una pareja de jóvenes, lo que vi me lo reservo, por si hay niños leyendo esto, el le prometió amor eterno y ella, solo sonreía (hasta aquí puedo contar). Cuando se pusieron de pie y al pasar les oí que se iban hasta una farmacia, entras tú, que a mi, me da corte.
Se hizo de noche y la soledad se adueñó de aquel recinto, tan lleno de vida a la luz del día y ahora...tan muerto. No me duro mucho aquella tranquilidad, alguien se acercaba. Era un hombre de mediana edad, en una mano llevaba lo que me parecía un tetrabrik y en la otra, unos cartones. Nada mas sentarse, comenzo a renegar sobretodo contra el creador, luego dio un buen repaso y se despacho a gusto, contra el poder establecido, la banca, el empresario que le puso en la nómina del paro, y concluyo contra todas las féminas.
De puta vida, pasaba al que pasa tío... éste me ha visto, aquí dentro del árbol -me, decía- y comencé a sudar en frío. De vez en cuando bebía y esto le animaba aún más.
- Qué te meto...tronco.
Al oír esto, ya no no tenia la menor duda, éste me pincha.
 
Ring! Ring! ... el despertador, me volvió a la "alegre" realidad. Aquella mañana de camino al trabajo, al cruzar el parque, observé a los árboles de distinta manera. La próxima vez que me sienta en un banco...hablaré con cautela.



Dejar un comentario

captcha