Indecentes: Crónica de un atraco perfecto

Indecentes. Crónica de un atraco perfecto. Por qué lo llaman crisis cuando es estafa, es el nombre de un libro cuya lectura les recomiendo encarecidamente para ampliar su capacidad de entendimiento y poner a prueba su memoria. El autor, Ernesto Ekaizer.
MAFO, Fernández Ordoñez, cuando no era todavía Gobernador del banco de España, decía que “el principal problema económico de los próximos años es el derivado de los excesos en el sector de la construcción. Esta burbuja pinchará, caerá la actividad y el Gobierno –de Aznar- no está preparando al país para este cambio”
Frente a ello, Montoro, entonces ministro de Hacienda como ahora, decía que “el concepto de burbuja inmobiliaria es una especulación de la oposición que habla sin cesar de la economía del ladrillo. El listo del ministro que repite por listo, como se demuestra, auguraba una “estabilización del precio de la vivienda” y recalcaba su importancia como motor de la economía.
Pero es que Luis de Guindos, secretario de Estado de Economía entonces y ministro ahora, reconocía que las familias estaban más endeudadas, “pero está aumentando la riqueza patrimonial y financiera y hay los activos se transmitirán a generaciones futuras” E insistía: “No hay burbuja financiera, los precios se van a moderar. Un profeta, por eso ascendió.
Y faltaba Rato, encantado con que en ese año se hubieran construido 700.000 viviendas, más que en el resto de países de Europa juntos. Era un asunto de demanda. Se construía porque se compraba, en eso tenía razón: “son los españoles los que han decidido invertir en vivienda”. Con la inestimable ayuda de bancos y cajas, sabía de qué hablaba.
Cambió el gobierno y  el frenesí especulativo se mantuvo, gana la banca. Y soplaron y soplaron el globo del dinero fácil, que corría orgiástico por los campos de España. Cuando quisieron modificar la ley del suelo, la burbuja les estalló en las manos. Unos la provocaron, otros la mantuvieron. Y las facturas de sus orgías, las pagamos los de siempre.
Y ahora, unos y otros –banqueros, políticos, especuladores...- pretenden estafarnos otra vez, diciendo que “hacen lo que tienen que hacer y no pueden hacer otra cosa” 

Indecentes, ya les digo.



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