“El terremoto en sí mismo no mata a las personas”

“El terremoto en sí mismo no mata a las personas”

Por Enrique Sacristán

 

Esta semana dos terremotos de magnitud 4,5 y 5,1 han sacudido el municipio murciano de Lorca, causando nueve víctimas mortales e importantes daños materiales. El físico Jorge Gaspar (Madrid, 1971), miembro del Grupo de Investigación de Ingeniería Sísmica de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM), analiza para SINC algunos aspectos de la catástrofe.

 

¿Cómo un terremoto de relativa baja magnitud causa este desastre?

Han intervenido varios factores. El seísmo se ha producido cerca de la población y, además, relativamente próximo a la superficie. Además, se ha juntado que muchos de los edificios afectados eran antiguos, como la torre de la iglesia que hemos visto caer por televisión. Los daños, sobre todo, se han producido por elementos no estructurales, es decir, aquellos que no afectan a la estructura de la casa, como un tabique o elementos ornamentales de la fachada que pueden caer sobre alguien y causarle la muerte. El terremoto en sí mismo no mata a las personas, lo que mata y produce pérdidas humanas o materiales es estar en las construcciones afectadas o su entorno.

 

¿Qué legislación regula la seguridad de los edificios frente a los terremotos?

En España existe la Normativa de Construcción Sismorresistente de 2002 (NCSE-02), que establece los lugares donde se debe construir de acuerdo a esta norma y unas especificaciones de cómo hacerlo. Actualmente está en proceso de revisión. A nivel europeo, y con el mismo espíritu, se estableció el denominado Eurocode 8, dentro del cual cada país miembro puede definir sus propios anexos nacionales. En Lorca no hay un número excesivo de edificios cuya estructura se haya visto afectada. Han sido, sobre todo, los más antiguos, en los que no hay ningún diseño antisísmico.

 

¿Y qué papel desempeña el tipo de material de las construcciones?

Existen una serie de categorías. En Murcia lo que más abunda es la estructura muraria de piedra (vulnarable y dominante hasta los años 1950) y la mampostera de ladrillo. A partir de los años ‘60 y ‘70 se extiende la estructura de hormigón y progresivamente se empieza a emplear el hormigón armado con refuerzo sismorresistente. Lógicamente este material es el más resistente, frente a la mampostería de piedra tradicional o al tapial (tierra amasada). De todas formas, la vulnerabilidad no solo depende del material de construcción, también de la estructura (a más regular, menos vulnerable, y viceversa).

 

Además Lorca se asienta en una zona sísmica ‘caliente’ ¿no?

Toda la sismicidad de España está relacionada con el contacto entre las placas tectónicas Euroasiática y Africana. En concreto estos últimos terremotos se asocian a un sistema de fallas bastante bien estudiado, el de Alhama de Murcia, una localidad cercana a Lorca. En los últimos años han ocurrido otros terremotos dañinos en la región, como el de La Paca (una pedanía de Lorca) en 2005, el de Bullas en 2002 y el de Mula en 1999.

 

Con los datos de estos seísmos se elaboró un estudio en 2008 en el que usted participó…

Sí. Fue un encargo de Protección Civil de Murcia para reevaluar la peligrosidad y el riesgo sísmico en la región a partir de los últimos datos. Los resultados permitieron proponer un nuevo mapa de peligrosidad, que se tuvo en cuenta para elaborar los planes de protección civil ante el riesgo sísmico. Cada comunidad autónoma dispone de planes de emergencia ante los riesgos naturales. Murcia tiene varios, y uno es ante riesgo sísmico: el plan SISMIMUR, que ahora mismo está activado.

 

¿Cuál es la diferencia entre peligrosidad y riesgo sísmico?

Peligrosidad se refiere a la probabilidad de que ocurra un fenómeno natural en un área determinada y en un periodo de tiempo. Sin embargo, el riesgo sísmico es la cuantificación desde el punto de vista económico de la suma de esa peligrosidad (la calculamos en base a datos de terremotos pasados y extrapolamos hacia el futuro), la vulnerabilidad de las estructuras (capacidad de resistencia de edificios, carreteras, puentes…) y la exposición humana según el momento (el número de personas en las calles depende de la hora, o en verano hay más turistas, por ejemplo). El riesgo de un seísmo en Lorca tendrá un determinado valor, pero el mismo en el desierto del Sáhara será prácticamente 0 porque no hay estructuras ni gente, por mucho que se mueva el suelo no se sufrirán pérdidas. Los cálculos se realizan de forma interdisciplinar.

 

En cualquier caso, seguimos sin poder predecir un terremoto…

A día de hoy es imposible realizar una predicción en el sentido de concretar el momento y el lugar exactos en los que va a ocurrir. Hay casos de éxito en el que se ha observado una determinada señal precursora y se ha podido asociar a la ocurrencia de un terremoto, pero por cada acierto hay muchos más errores en los que esas mismas señales fallan. Algunos de los precursores que se están valorando son las emanaciones de radón, el comportamiento anómalo de animales, los cambios en el nivel freático o las variaciones del número de microterremotos respecto a los grandes.

 

¿Alguna recomendación final?

Además de seguir mejorando los estudios sobre los terremotos y la seguridad de las construcciones, considero que la formación y la educación de la gente también son importantes. Como se producen pocos terremotos que causen víctimas o grandes daños en España, hay poca percepción en la sociedad de que existe un riesgo. Igual que se realizan simulacros antiincendios, también se debería enseñar qué hacer frente a un movimiento sísmico. Depende del caso, pero medidas como cobijarse debajo de una mesa rígida y evitar acercarse a una ventana inestable u otro elemento que pueda desprenderse puede salvar vidas.

 

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