Contagiarnos y contagiar con sólo respirar

Contagiarnos y contagiar con sólo respirar

Por Francisco J Hurtado*.-

Son muchas las consultas que recibo acerca de la purificación de aire en locales cerrados y sobre todo mal ventilados. La desinformación acerca del riesgo que suponen este tipo de entornos cada vez es menor, pero igualmente no somos conscientes de la que se está revelando como una de las principales vías de contagio de la COVID-19 que son los aerosoles, en todos los entornos.

El virus SARS-CoV-2 se mantiene en las vías respiratorias superiores (cavidad nasal, faringe y laringe) y desde allí se contagia fácilmente. Es por ello por lo que cuando nos realizan una prueba de antígeno o una PCR se emplea un hisopo que se frota introduciéndolo por la nariz (cavidad nasal) y/o en la garganta (faringe) para tratar de recoger muestras.

Cuando hablamos (y más aún cuando gritamos, cantamos o tosemos) pequeñas gotas de saliva salen de nuestra boca. Estas gotas son peligrosas porque contagian, pero no viajan muy lejos. Suelen caer a los pocos centímetros y pueden llegar a contaminar superficies. Por ejemplo, cuando estamos en una entidad bancaria y hablamos con el empleado podríamos contaminar su mesa, ordenador, bolígrafos, etc. El empleado puede tocar estos elementos y tocarse la boca o nariz y resultar contagiado. Por eso se colocan las mamparas plásticas que evitan este tipo de contagios cercanos cuando la distancia no puede mantenerse. 

El contagio más peligroso, sin embargo, procede de las emisiones de minúsculas gotas que emitimos al respirar o estornudar. Esas gotas, de las que no solemos ser tan conscientes, pueden permanecer en suspensión en el aire durante varias horas. No es necesario que hablemos, tosamos o estornudemos. El simple hecho de respirar hace que emitamos esas gotas en las que viaja el coronavirus y se pueden mantener en el aire hasta varias horas.

Por poner un ejemplo claro, en invierno todos comprobamos el vapor que sale de nuestra respiración y que podemos ver porque se condensa. Ese vapor sale de nuestra nariz y boca en cualquier época del año, y es en el que el virus viaja mayores distancias. Es lo que llamamos aerosoles.

Cuando nos cruzamos con alguien que hace ejercicio físico, esa persona respira con mayor intensidad, por lo que la emisión de aerosoles es más intensa. En tales circunstancias, la distancia física de 2 metros/6 pies no sería suficiente.

Estos aerosoles que permanecen en suspensión pueden burlar en locales cerrados y mal ventilados las medidas como las mamparas higiénicas.

La probabilidad de este tipo de contagio en locales cerrados puede reducirse mediante la ventilación o purificación del aire.

En estos casos, lo ideal, si es posible, es que el flujo del aire siga el camino natural de la gravedad. Las gotas que emitimos al hablar y los aerosoles tienden a caer al suelo por lo que debe de introducirse el aire por la parte superior del local y debe de realizarse la extracción a nivel del suelo, siempre que sea posible.

Los purificadores de aire recogen el aire por su parte inferior y emiten el aire limpio y purificado por la parte superior. De esta manera se evitan riesgos y se favorece la eliminación tanto de las partículas emitidas por la boca, como de los aerosoles que salen por la nariz. 

Cualquier flujo de aire que fuese en sentido contrario (de arriba hacia abajo) produciría el efecto contrario al deseado: los aerosoles y gotículas podrían entrar por debajo de pantallas plásticas, depositarse de nuevo en superficies a las que naturalmente no podrían llegar, etc. 

Un purificador de aire que recogiera el aire por la parte superior y la expulsase por la parte inferior contribuiría a que los aerosoles pudieran permanecer más tiempo en suspensión, por lo que sería una mala idea.

Cubrir nariz y boca

Los aerosoles nos evidencian también la importancia de llevar la mascarilla de manera correcta, cubriendo desde la barbilla (para que se mantenga siempre en su sitio) hasta el puente de la nariz. Hay que realizar un ajuste de la mascarilla alrededor de la nariz mediante la banda metálica (pinza nasal) que suelen llevar, precisamente para evitar la salida de esos aerosoles que emitimos durante el tiempo que respiramos.

Cualquier persona que lleve la mascarilla cubriéndole únicamente la boca, evita emitir las gotas al hablar, cantar o gritar; pero los aerosoles que emite continuamente cuando respira, siguen siendo una fuente de contagio mucho más potente.

Resumen

Los aerosoles se han demostrado como una fuente de contagio de la COVID-19 muy peligrosa. Desde el principio de la pandemia en que la OMS indicaba que no existían evidencias del contagio por estos medios hasta ahora, la concepción de este medio ha cambiado mucho. Ahora somos conscientes de la importancia de la ventilación y purificación de aire en locales.

Es posible que en los próximos meses descubramos que la influencia de estos aerosoles en la difusión del virus sea aún mucho más importante. Queda mucho por decir al respecto en medios de transporte, terrazas al aire libre, jardines, etc.

Dado que tenemos que evidenciar científicamente cada descubrimiento al respecto, y es un asunto en continua evolución, les invito a investigar. 

 

*Delegado SODECA Murcia, Almería, Granada y Málaga

Dejar un comentario

captcha