Un frente asturiano

Me reuno con un grupo de amigos de hace años, hoy empresarios en nuestra sufrida Asturias, lo que nos permite analizar sin oficialismos la situación de nuestra autonomía. No corren buenos vientos para el empresariado asturiano que en muchos casos está teniendo que adoptar la actitud de los recién titulados universitarios: Recopilar liquidez, hacer las maletas e intentar buscar bujío en otros países. Hispanoamericana viene siendo el preferido pero me da la impresión de que comienza a ser un filón camino del agotamiento. Obra hay mucha y las grandes empresas constructoras han instalando sus reales plantas desde Panamá a México pasando por Venezuela, Colombia, Perú, Chile, etc.

Claro que el pequeño empresario asturiano a estas alturas de la película no le queda ya más remedio que si quiere cruzar el charco hacerlo a la sombra de alguna gran empresa española a modo de subcontratado en su especialidad. Hoy por hoy Hispanoamérica es tierra de promisión para profesionales y empresarios asturianos, españoles, pero en el caso de los empresarios no hay que olvidar, lo escribo claramente, que aquellos son mercados en donde hay que soltar “mordida” y no siempre salen bien los contratos. Años atrás empresarios de la construcción y de los servicios auxiliares intentaron buscar mercados en países del antiguo Este, caso de Bulgaria, Rumania, Polonia, etc. pero eran mercados aún muy verdes tras la caída de la Unión Soviética y con una capacidad de consumo mínima lo que hizo fracasar la mayoría de las operaciones.

Otros países hacia los que se han vuelto las miradas son los del norte de Africa, en concreto Argelia y a plazo algo más lejano, dada la aún existente inestabilidad, Libia. Su economía se fundamenta en petróleo, gas, oro y otros minerales y para un país tenerlos en su subsuelo es apuesta segura de futuro siempre y cuando sus dirigentes políticos no jueguen al suicidio. Un ejemplo es el sector asturiano de la construcción que preside Serafín Abilio Martínez, sector otrora boyante de la economía regional pero que la crisis, del 2008 a hoy, ha hundido como quien dice en la miseria. Tanto es así que entre constructores e industria auxiliar el Principado llegó a tener casi 60.000 puestos de trabajo cuando en la actualidad apenas superan los 14.000 y sin visos de recuperación dado el estreñimiento de las distintas administraciones para adjudicar obra pública, por un lado, y el enorme stock de viviendas nuevas a las que no se encuentran compradores -la falta de financiación tiene gran parte de la culpa- por otro.

Argelia y la citada zona costera de Africa tiene a favor que solo están a hora y media en avión desde Madrid contra las 11 horas de Madrid a algún país de Hispanoamérica más el viaje desde Oviedo. En contra, el idioma -en Argelia es el francés- y cierta compleja burocracia pero, me indican, obra para construir hay un rato largo.

La industria asturiana está cayendo, esperemos que para bien, en manos de multinacionales que van desde Suiza a China pasado por la propia Argelia, México, Estados Unidos, Alemania, etc. Pero salvo las instalaciones siderúrgicas de Arcelor Mittal en Veriña y Avilés a las que observo asentadas con sus casi 7.000 trabajadores, el resto de las operaciones en las que intervienen multinacionales tienen cierto tufillo a especulación lo que no deja de ser preocupante. Con un gobierno en minoría, débil por muchas razones, al igual que la patronal y los sindicatos, Asturias no cuenta con banca propia, ni siquiera con medios de comunicación, y se enfrenta a los demonios que supone ser fondo de saco, geográficamente hablando, con importantes carencias aún en infraestructuras y una población que apenas supera el millón de habitantes, población de menor natalidad de toda España y de población más envejecida.

En las cúpulas de las organizaciones políticas, sindicales y empresariales hubo poca renovación y no es descubrir secreto alguno que nuestra autonomía sufre actualmente una falta de liderazgo muy preocupante. Con casi 95.000 ciudadanos en paro -las cuencas centrales registran un 55 por ciento de paro juvenil- hace que la situación nos empuje al pesimismo. Garantizar, lo que se dice garantizar, Asturias hoy por hoy solo tiene las rentas provenientes de prejubilaciones y jubilaciones pero los beneficiarios o terminan yéndose a secar a Benidorm, y con ellos su pensión, o terminan falleciendo.

Que el Principado necesita un frente asturiano, en el que sus políticos, sindicalistas, empresarios, marchasen codo con codo creo que nadie lo pondrá en duda pero en la práctica aquí cada uno va por su lado perdiéndose sinergias vitales para el futuro de nuestra tierra en descalificaciones, enfrentamientos y peleas gratuitas. ¿Cuando aprenderemos de nuestros históricos errores?.



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