El 'Montoroñeco' diabólico

Les juro que desde hace unos días tengo pesadillas y alucinaciones, en las que siempre se me aparece el mismo personaje: un muñegote de expresión diabólica, orejas picudas, ojos saltones y cráneo más o menos como el desgarbado personajillo del Señor de los Anillos que, les confieso, me recuerda extraordinariamente al titular del Ministerio de Hacienda, el que nos metió en este lío que consiguió cargarse la clase media española y ponerla en la calle cual rastrojo cualquiera. No se parecen, en realidad (esto lo digo por si los abogados y tal), pero a mí, ya digo, me obsesiona que el que me persigue sea una proyección vudúica del hacendista pepero.

 

Hace años, hubiese pensado que tan terroríficos sueños se debían a una copiosa ingesta de fabes, con su correspondiente compango, e, incluso, a una ingesta desmedida de morapio, que haberlas húbolas, cómo no. Pero el caso es que mi actual ingesta de verduras al vapor y proteína tasadina no propende a congestiones intestinas.

 

Así es que empecé a descartar posibles causas. La amenaza del Gobierno de volver a jodernos con el IVA no es, me dije, porque de este Ejecutivo ya espera uno hasta que le roben los dientes de oro al cadáver de la abuela. Por la aterradora subida de la luz del último mes, tampoco, porque este Gobierno, como los del siglo pasado, cada vez que dice que algo va a bajar, te lo acaba subiendo. Y, dijéramos, tambièn va uno curado de espantos.

 

El caso es que el personaje de mis pesadillas y alucines no paraba de gimotear una frasecilla, que yo al principio no entendía. ¿Acaso un mensaje de mi tía Honorina para comunicarme desde el más allá dónde dejó escondidos sus duros de plata? No. Murió probe, la probe. ¿Mi tío Nemesio enviàndome un mensaje de advertencia desde el más allá? Ca. Era foscu, foscu, y no hablaba ni en vida.

 

Hasta que esta mañana puse más atención y dí con ello. ¡Al fin! Lo que proclama con voz de ultratumba el Desiderio de los cojones es la milonga de "con IVA síiiiii...". ¡Qué pesadilla! ¿Les extraña que me recuerde a un "montoroñeco" diabólico. Resulta que es un anuncio en el arradio.

 

Pues ya está la solución al remedio, pegamín y medio. Corro a pagar sin IVA lo primero que pueda para joder al cabrón --al de las pesadillas, no al señor ministro, claro-- y librarme de él de una vez. ¡Ah! Y también apago el arradio, claro. ¡Qué sustu!



Dejar un comentario

captcha