En recuerdo de Faustino Ornia Montequín

 

Siempre me ha gustado utilizar las palabras justas para elogiar a las personas que lo merecen, lejos de mi la lisonja inmerecida y menos la mera adulación. Nunca me han dolido prendas para reconocer el mérito y la dignidad donde quiere que esté, así como apreciar y premiar la trayectoria de aquellas personas que destacan por su conducta y ejemplaridad,  y es precisamente este último aspecto el que me lleva a escribir estas letras que no quieren ser sino agradecimiento a una persona discreta, trabajadora, responsable y generosa donde las haya y me refiero a Tino Ornia, o don Faustino Ornia Montequín, que ayer, después de una larga vida, a sus noventa y cuatro nos dejó para dirigirse a la Casa del Padre, donde  tiene reservado el rincón de los excelentes.

 

El haber estado durante bastantes años en el Ayuntamiento de Siero te permite conocer a muchas personas que quizás me hubieran pasado desapercibidas, y uno de estas era Tino, pues era la discreción, la prudencia , el respeto mismo. Le recuerdo con su sombrero, puro y sonrisa, educado, cortés y siempre con la palabra oportuna que entablar conversación, en resumen un apersona afable, de bien. Pero este Tino que he retratado se transformaba siempre que salía a relucir su tema, su gran pasión, la Filatelia y el coleccionismo. Recuerdo que siempre que llegaban los Huevos Pintos , como complemento de la Semana de Investigación Folclórica y Etnográfica que “El Ventolín” había preparado, aparecía la exposición o exposiciones originales y casi diría que únicas de Tino sobre sellos, matasellos e historia postal y siempre te lo encontrabas por allí, dispuesto a aclararte dudas o completar información.

 

Personas que hayan hecho de su vida esfuerzo, trabajo, responsabilidad, seriedad – todavía ayer un antiguo concejal me hablaba de las bondades y méritos  de Tino en su época de funcionario del Ayuntamiento- ,personas con las que se pueda hablar, con las que se tiene la sensación de no perder el tiempo, de ser cabales, fieles y que hayan sabido estar a la altura de las circunstancias no abundan, y menos aún que hayan tenido la generosidad que Tino tuvo con todos los vecinos de Siero de  donar para disfrute nuestro  sus colecciones de sellos. En épocas de falsas vanidades, de cartón y plástico , de gigantes con pies de barro, de etiquetas, éxito rápido , del llamado “glamour”, tu ejemplo nos dice  que pocas cosas se necesitan para ser feliz y que esa debe ser nuestra principal aspiración.

 

  Por todo lo dicho creo que no sería mucho pedir que el Ayuntamiento de Siero, ahora que tenemos una Sala de Exposiciones única en Asturias, prepare una Exposición Monográfico sobre el Legado de Faustino Ornia Montequín, como muestra de la gratitud de todos los vecinos de Siero a tan ilustre sierense y familia.

 

                        ¡Descansa en paz, Tino!

 

               

       

 

 

PD. “Adiós mi España preciosa, la tierra donde nací, bonita, alegre y graciosa, como una rosa de abril…” (Antonio Molina)

 



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