La luna y las mimosas

Se dice que la  luna llena de enero es la más grande y luminosa del año y sin duda alguna, la más romántica; se asoma entre nubes grises y violáceas, sobre un azul celeste y amarillento a la vez, jugando entre las ramas desnudas de los árboles y trayéndonos el recuerdo de aquella vieja canción de; “… luna lunera, cascabelera…” o de los romance de García Lorca; “… En el aire conmovido mueve la luna sus brazos y enseña lúbrica y pura, sus senos de duro estaño.” Al anochecer esta luna  de enero juega con las frescas mimosas, que brotan en medio de los bosques tristes como alegre preludio de la  estación del color y de la vida. La nueva luna con la caprichosa mimosa, se timan con el lucero bajo la atenta mirada de un invierno senil y decadente frente a la joven y alegre primavera.

            Pero debes de ser cauto, la luna con su encanto de estaño y plata, con sus guiños de picara doncella te engaña con cualquiera de los luceros;  al igual que la mimosa tan dorada y alegre, tan dulce como su nombre indica, te envuelve para trastornar tú organismo con las más incomodas alergias.

            Es el permanente carnaval de la vida, pese a los recortes municipales, todo el mundo sigue deseando disfrazarse de aquello con lo que se sueña, huyendo, con frecuencia de una realidad que no nos gusta.

            Este año han madrugado la luna de enero y las mimosas, también el Carnaval y la Semana Santa, todo ello en un año bisiesto de augurios imprecisos y preocupaciones por el cambio climático y por si esto fuera poco entre la fiesta de D. Carnal y la austera Dñª Cuaresma nos llegan las elecciones generales; unas elecciones en donde todo el mundo parece influenciado por la fogosidad primaveral, por el magnetismo lunático, por la alergia de la mimosa o por el trastorno climático y en medio un pueblo anonadado, que como el viejo bosque invernal contempla el juego, de la engañosa luna y la sutil pero peligrosa mimosa, con el deslumbrante lucero.

            Huye, huye de la luna no dejes que te deslumbren sus encantos. Huye, huye de la mimosa pues la alergia te está esperando y me pregunto ¿el lucero que carta se estará  guardando?

            Se dice que en Asturias encabezamos el número de fallecimientos; la población está envejecida y necesita atención.  Cada persona que fallece en mi Comarca es una casa mas abandonada, son cientos de caseríos abandonados… y no hay viviendas para los jóvenes; ni residencias para los mayores ¿el lucero que carta se estará guardando?

            Los políticos se descalifican frecuentemente con palabras altisonantes y en mi comarca los viejos, en su soledad, siguen esperando la hora de que un alma caritativa los lleve al campo santo; ya no tienen familia, las peleas por las herencias son entre los hermanos o albaceas avaros que no se dan cuenta lo de prisa que las piedras se van desplomando; entre las ruinas, la envidia, en forma de hiedras y artos, todo lo van inundando. 

            Ya se va perdiendo la fe del espíritu… y nos empieza a faltar para la fe del consumo. Los políticos están peleados y los obispos andan preocupados, mientras tanto, en mi comarca ya no hay curas que en las parroquias lleven consuelo a los parroquianos enfermos, al igual que se hacía antaño, ni tampoco los alcaldes  de barrio se preocupan mucho de los vecinos administrados; o no los hay o están muy ocupados luchando por conservar el cargo. 

            Las mimosas han florecido anunciando la primavera; “si la Candelaria chora, el invierno está fora;” esperemos que florezca también la cordura, caldee el tiempo y enfríen un poco las pasiones.



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