El presidente del Principado asiste al homenaje de Vicente Álvarez Areces

El presidente del Principado asiste al homenaje de Vicente Álvarez Areces

El presidente Adrián Barbón ha reivindicado hoy el legado de Vicente Álvarez Areces en el acto de homenaje al político gijonés, fallecido en enero de 2019. “Es realmente imposible pensar el Gijón de hoy sin el empuje de Vicente Álvarez Areces, del mismo modo que sería absurdo imaginar la Asturias actual sin su contribución”, ha valorado.

Durante el acto de tributo en el que el paseo de Poniente ha recibido el nombre de Alcalde Tini Areces, Barbón ha recordado los años en que su predecesor estuvo al frente del Ayuntamiento de Gijón y del Gobierno de Asturias, 12 años en cada una de estas responsabilidades, 24 en total. “Nadie iguala ambos récords de servicio a la causa pública, ni al frente de la mayor ciudad de Asturias ni a los mandos del Ejecutivo autonómico”, ha señalado Barbón.

También ha rememorado algunos de los rasgos que, a su juicio, mejor definieron la manera de hacer política de Areces: vocación, cercanía, capacidad de trabajo, audacia e insistencia. Igualmente, ha puesto en valor el respeto que despertaba entre sus adversarios. “Sin esa coalición de virtudes, quizá hoy no pudiéramos contar con el HUCA, ni con la ampliación de El Musel, ni con el centro Óscar Niemeyer”, ha explicado.

“Como presidente del Principado, reivindico esa ambición. Ahora que afrontamos de nuevo un período de transición en nuestro modelo económico, seamos capaces de concebir grandes proyectos, de arriesgar en las apuestas y de volcarnos con la energía y la dedicación necesaria para hacerlas realidad”, ha apuntado.

 

A continuación, reproducimos la intervención íntegra del presidente

 

Un presidente o un alcalde siempre es deudor de quienes le precedieron. Es una máxima que he tenido presente desde que asumí ambos cargos en mi vida. Uno, por joven, rupturista o innovador que sea, jamás parte de cero: siempre tiene que administrar el legado acumulado por los gobiernos que le antecedieron. Recordarlo es una vacuna eficaz contra el adanismo.

Hoy, al participar con orgullo en la inauguración del paseo Vicente Álvarez Areces, y ante los presidentes del Principado asistentes a este acto, vuelvo a tenerlo a cuenta.

Me sobran motivos. Álvarez Areces fue alcalde de Gijón durante doce años, el mismo tiempo que luego asumiría la jefatura del gobierno. Nadie iguala ambos récords de servicio a la causa pública, ni al frente de la mayor ciudad de Asturias ni a los mandos del Ejecutivo autonómico. Quiero decir que si todos los alcaldes y alcaldesas dejan huella; si todos los presidentes marcan su impronta, es realmente imposible pensar el Gijón de hoy sin el empuje de Vicente Álvarez Areces, del mismo modo que sería absurdo imaginar la Asturias actual sin su contribución. Tini cambió su ciudad e impulsó la modernización del Principado.

Por edad y por amistad –ya no hablo de su familia-, muchos de vosotros y vosotras le conocisteis mejor que yo. Resultaría pretencioso que me dedicara a ejercer de biógrafo o albacea político. Sin embargo, me atrevo a destacar cinco rasgos que justifican que estemos aquí reunidos, tres años largos después de aquella aciaga mañana de enero que nos sobresaltó con una noticia impensable: Tini, aquel caudal inagotable de energía, había muerto.

•   Toda una vida. Hay una expresión un tanto burda que se utiliza cuando una persona tiene grandes dotes para la política. En esos casos se predica, como un elogio, que alguien es un animal político.  No me entusiasma esa definición porque, precisamente, la política es una práctica noble, propia y exclusiva de los seres humanos. Lo que sí aseguro es que la vida de Vicente Álvarez Areces es inseparable de esta pasión. El inquieto muchacho antifranquista que frecuentaba las charlas de la academia de cura Sama, aquí, en Gijón; el joven universitario que encabezaba las protestas estudiantiles en Santiago de Compostela en 1968; el temprano secretario general del PCA; el director provincial de Educación; el alcalde de Gijón; el presidente de Asturias y, por último, el veterano senador socialista fueron etapas de una misma vocación irrefrenable.

•    Cercanía. Tini conectaba con la gente. Ese es uno de los dones más preciados para un dirigente o un gobernante. Quienes disfrutasteis de su amistad lo sabéis: allí donde fuera, siempre había alguien que le saludaba, que le robaba un apretón de manos, una pequeña charla, unos minutos de atención para explicarle sus problemas.

Muchos cargos públicos buscan el secreto de esa conexión, cómo se produce ese chispazo de simpatía, pero la mayoría fracasa en el intento. Se les ve forzados, con el gesto impostado, incómodos. Al alcalde y presidente Areces le brotaba con naturalidad. Digo brotaba porque le salía de dentro, tal como era.

•    Capacidad de trabajo.  Es difícil saber cuántas horas trabajaba al día. Tini no se asomaba a los proyectos con cuidado, mirándolos desde lejos, se zambullía en ellos de cabeza y hasta el detalle, ya fuera un presupuesto municipal o la construcción de un hospital. El estudiante brillante, de altas calificaciones, mantuvo siempre esa implicación a fondo en todo lo que le concernía. En su caso, la dedicación al trabajo era también una forma de desarrollo vital. Tini era acción sin fin.

•    Audacia. Audacia e insistencia, para ser más justo. Atrevimiento, porque no se arredraba ante los grandes desafíos –por ejemplo, la transformación urbana de Gijón, con toda esta zona de Poniente como una de las mejores muestras- y tenacidad porque sabía insistir como nadie a la hora de perseguir un objetivo. Sin esa coalición de virtudes, quizá hoy no pudiéramos contar con el HUCA, ni con la ampliación de El Musel, ni con el centro Óscar Niemeyer.

•    Respeto. Es el último rasgo que subrayo. También tenía adversarios, y no pocos. Pero no sé de uno solo que no reconozca su inmensa capacidad de trabajo y su vocación política. Si todas las señas anteriores no abundan, esta es francamente escasa, porque el respeto de los adversarios distingue a los mejores.

Son cinco brochazos. Pido perdón a las personas que le amasteis, que le quisisteis, que fuisteis sus amigos y amigas o sus compañeros de fatigas porque a buen seguro me habré quedado corto en este boceto de semblanza. No obstante, permitidme que añada alguna reflexión más. Tini, el alcalde y presidente Areces, siempre trabajó con la vista puesta más allá de lo inmediato. Algunos de los proyectos que apadrinó, como el crecimiento de El Musel o el desbloqueo del HUCA frente a la negativa inicial del Gobierno de España, fueron despreciados, puestos bajo sospecha o atribuidos a la megalomanía. Hoy sabemos que el HUCA se ha convertido en un referente sanitario e investigador de primer orden y que El Musel es, en sí mismo, un pujante polo de desarrollo empresarial que pronto multiplicará su potencial con la entrada en servicio de la variante ferroviaria de Pajares.

Como presidente del Principado, reivindico esa ambición. Ahora que afrontamos de nuevo un período de transición en nuestro modelo económico, seamos capaces de concebir grandes proyectos, de arriesgar en las apuestas y de volcarnos con la energía y la dedicación necesaria para hacerlas realidad.  

Tengo la absoluta certeza de que Tini estaría pensando y trabajando sin desmayo para que su ciudad y el Principado superasen juntos todos los desafíos, porque es inconcebible pensar en el futuro de Asturias sin que Gijón esté a la vanguardia del cambio.

Un apunte personal. Cuando asumí la secretaría general de la FSA tras la elección de la militancia, y después la candidatura de la Presidencia, Tini se puso a mi disposición de forma inmediata. Pero no de palabra, sino con hechos. Aún recuerdo sus visitas a la FSA para explicarme la situación de los grandes proyectos y los retos de Asturias. Es algo que quiero destacar.

 Tini, estoy seguro de que jamás, en ninguna circunstancia, consentiría que Gijón o Asturias volvieran la vista atrás. Por eso, este paseo, el paseo Vicente Álvarez Areces, sólo tiene un rumbo: construir una sociedad mejor. Intentémoslo en su nombre.

Muchas gracias.

Dejar un comentario

captcha