Oviedo cambiante

A pocos días de que los primeros pacientes pisen el nuevo hospital general -en este caso, tres operaciones de cáncer de mama- los grandes planificadores que rigen nuestros destinos se dan cuenta de que el anillo de accesos al nuevo complejo hospitalario no está construido por lo que el gobierno municipal, muy en su papel, amenaza con no dar licencia municipal al mismo mientras el Principado no realice la obra que por lo visto ronda el millón de euros. Quizás porque nuestros dirigentes han pulsado el cabreo de la opinión pública al respecto parece que mañana se reunirán con carácter de urgencia las partes, consejeros de Sanidad y de Fomento con los concejales del Partido Popular, y es que aquí ya no nos sorprende nada. Siempre se va a remolque de las necesidades ciudadanas. El nuevo HUCA, que no tendrá por el momento -en mucho tiempo, me temo- la facultad de Medicina al lado, está a punto de convertirse en un nuevo faro de la ciudad, atrayendo hacia esta parte baja del norte de la ciudad un gran incremento de automóviles que habrán de acceder a las nuevas instalaciones médicas desde toda la región. Creo que habría que tener ya no solo diseñados y realizados los accesos sino también la modificación de las líneas de autobús, la ubicación de las paradas de taxis y la campaña de información pública al ciudadano de Asturias de cómo se accede mejor y por donde al gran complejo hospitalario.

Probablemente en la reciente historia de la capital de Asturias ha habido otros dos acontecimientos que pudieron afectar a la circulación de vehículos y al propio movimiento ciudadano de a pié. Uno, el centro comercial de Salesas al que en aquellos tiempos del inicio de la década de los 80, siendo alcalde Luis Riera y Rafael Fernández presidente de la pre autonomía, hubo políticos que se opusieron frontalmente al mismo, caso de la entonces concejala por IU Aurora Puente, si bien el tiempo no le dio la razón respecto al catastrofismo que caería sobre la vida ciudadana si dicho centro se ponía en marcha, y el complejo del palacio de congresos de Calatrava cuyo lanzamiento fallido por el momento hace que apenas se note su actividad en el barrio. Naturalmente la basculación de ciudadanos que supondrá de manera inmediata el cambio de ubicación del hospital hará que la zona de El Cristo entre en crisis a la espera de ver que pasa con el gran solar liberado. Conociendo nuestras administraciones, además agobiadas en la actualidad por falta de recursos, puede su recuperación, la de los terrenos, ir para largo por lo que un modesto comerciante afectado no puede, por tanto, permitirse el lujo de esperar, mientras abajo, en la zona del antiguo barrio de La Cadillada, el pulso aumentará considerablemente hasta el punto que la firma Carrefour, ahora propietaria del centro comercial de Los Prados, tiene pensado de inmediato remodelar el mismo abriendo, incluso, escaparates y entradas en la parte que da contra el nuevo hospital. En la glorieta de Europa, frente al nuevo HUCA, hay un gran solar abandonado y en su momento propiedad de uno de los principales constructores de la ciudad -desconozco cual es ahora su titularidad- que tenía proyectado un hotel de 4 estrellas y un parking subterráneo para más de mil plazas. Lamentablemente la crisis se llevó por delante el proyecto y ahora es un solar a salto de mata silvestre. Tampoco sabemos por el momento como funcionará el parking del nuevo HUCA. El personal minusválido que lo viene rigiendo en el antiguo centro aún no sabe si el Principado accederá a trasladarlo abajo para continuar con la fórmula de un donativo por usuario, o bien, por el contrario -es lo que me temo-, se subcontratará con una empresa que obligará al usuario a pagar por tiempo limitado. Además, para obra tan impresionante y costosa habría que darle un nombre y nada mejor que el del que fue presidente de la Diputación asturiana José López Muñiz, padre  del viejo HUCA, pero, ya se sabe, con políticos mediocres nos hemos topado así que no creo que tengan semejante altura de miras.



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