Asturias renovará en 2017 la historia clínica electrónica de Atención Primaria

Asturias renovará en 2017 la historia clínica electrónica de Atención Primaria

-   El nuevo diseño facilitará la asistencia al paciente en cualquier dispositivo y por parte de cualquier profesional

 

 

La Consejería de Sanidad comenzará a desarrollar en 2017 un plan de renovación de la historia clínica electrónica de Atención Primaria, que sustituya o actualice al programa OMI/AP que se utiliza ahora en todas las áreas. La Dirección General de Planificación Sanitaria trabaja en este proyecto desde hace meses, junto con las sociedades científicas y grupos de expertos, según ha explicado hoy el consejero de Sanidad, Francisco del Busto. Esta medida se incluirá en la reforma de la Atención Primaria que impulsa el Gobierno de Asturias.

 

Del Busto ha realizado este anuncio en la inauguración de la jornada La trascendencia del registro clínico electrónico que se celebra en el Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA), en la que se ha hecho balance de la incorporación de las tecnologías de la información y la comunicación a la sanidad asturiana y se han analizado las vías de futuro.

 

“Debemos implementar la historia clínica electrónica los próximos años en Atención Primaria para superar una herramienta que fue muy útil en su día pero que, tres décadas después, tenemos que actualizar. Hemos de conseguir una herramienta que nos permita facilitar la atención al paciente en cualquier dispositivo y por parte de cualquier profesional, además de mejorar su integración con otros niveles asistenciales”, ha subrayado el consejero.

 

El programa que utilizan en la actualidad los profesionales de primaria se basa en una tecnología de finales de los años 80, lo que complica su integración y dificulta la asistencia a los pacientes cuando éstos acuden  a un centro diferente al habitual. La nueva herramienta deberá evitar estas disfunciones.

 

Otra de las líneas de mejora que se persigue es una mayor integración de los sistemas de historia médica digital, para permitir que la información se procese de forma más automática y se incorporen herramientas que faciliten la toma de decisiones y catálogos unificados de pruebas diagnósticas que puedan realizarse en cualquier recurso, según las necesidades de los pacientes. También se aspira a favorecer una interpretación homogénea de los resultados.

 

Del Busto juzga “una experiencia de éxito” la incorporación de las nuevas tecnologías de la comunicación a la sanidad asturiana, por lo que hoy ha felicitado a todos los profesionales que colaboraron en esta iniciativa. “Podemos estar muy satisfechos de lo logrado, de la velocidad a la que se ha conseguido y de las mejoras que hemos introducido en la gestión de la información clínica, que ha sido tradicionalmente uno de los elementos que generan mayor ineficiencia en el sistema sanitario. Nuestros pacientes se benefician cada día de ello”,  ha valorado.

 

Algunas cifras del proyecto

 

El Principado ha desarrollado una historia clínica electrónica integrada que alcanza ya los dos millones de consultas anuales en los hospitales y que permite ofrecer a los pacientes una atención segura y eficiente.

 

El proyecto de Historia Clínica Digital del Sistema Nacional de Salud, en el que está incluido el Principado, ya permite poner a disposición de los ciudadanos una parte relevante de la información clínica, que incluye 133.369 informes de alta de hospitalización, 226.542 de consultas externas, 346.779 de urgencias y 64.526 de cuidados de enfermería.

 

Otra muestra del aumento del uso de estas herramientas es el envío automático al médico de Atención Primaria de los informes clínicos relevantes  generados en cualquier dispositivo de asistencia hospitalaria, que pasaron de 7.227 informes mensuales en 2013 a los 106.997 que se envían actualmente.

 

El desarrollo de la Estrategia para el Desarrollo del Sistema de Información Sanitaria (Edesis), que ha permitido la informatización de los centros asturianos, ha supuesto una inversión de cerca de 60 millones desde 2004, en su mayor parte financiada con fondos Feder, y ha mejorado la calidad del sistema, al evitar las pruebas repetidas o innecesarias y los efectos adversos, además de contribuir a ajustar los tratamientos farmacológicos a las necesidades reales de los enfermos.

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