Al fondo a la derecha

Al fondo a la derecha

La dramaturga Angélica Liddell afirma, en un contexto absolutamente pesimista sobre la condición humana, que vamos por la vida como si Dostoievski no existiera. Al margen de que la Liddell pueda tratar de provocar desde un análisis vital más allá del existencialismo al uso, es cierto que muy a menudo sólo percibimos el pozo oscuro que esconde el hombre en los hachazos mortales de los telediarios, en las vueltas de tuerca de los programas sensacionalistas y, de un modo más civilizado, en las películas tan terribles como bien realizadas en torno a hechos tan macabros como verídicos. El terror ha vendido mucho tradicionalmente en todas las artes, las buenas y las malas. Películas, libros, cuadros, montajes teatrales… El tirón de personajes como el conde Drácula o el monstruo del doctor Frankenstein tiene poco que ver con la perversión de guiones que cierran el círculo en torno al criminal como si se tratase de una persona corriente. Asesinos en serie, casado con dos hijos, oficinista de profesión e hincha de un club de fútbol londinense. Violadores de ensanche de gran ciudad que pasan de las doce víctimas y siguen rondando los bares del barrio. Estafadores de guante blanco que dejan en la calle a cientos de familias y logran esquivar la cárcel en el laberinto de los recursos, las apelaciones y la barbarie del sistema. Parte de razón tiene Angélica Liddell, y en esa parte la vida está al fondo a la derecha.

 

1 comentario

  • # bxzEOrapbdIPsUcfT Responder

    08/10/2011 14:45

    This is way more hlpeful than anything else I've looked at.

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