La soledad del maquinista

El maquinista del tren que tuvo el accidente en Santiago de Compostela, cuyas consecuencias fueron 79 viajeros muertos, va a ser considerado como único culpable de lo ocurrido. La Audiencia de La Coruña cree que no hay motivo para imputar a veintidós miembros que formaron parte de varios consejos de administración de Adif.
Francisco José Garzón Amo, en plenas facultades físicas y mentales, desarrollando su trabajo, en la soledad de la cabina del tren, sin explicación alguna, salvo -posiblemente- la atención a la llamada telefónica de un compañero, no se dio cuenta de la proximidad de la peligrosa curva de Angrois y con la velocidad que llevaba el convoy no frenó a tiempo. Un error humano con un final trágico.
Y sin olvidar, por supuesto, las víctimas de la tragedia, dentro de unos meses veremos la soledad del maquinista en esta ocasión en un banquillo recto de un juzgado; tan recto como debería haber sido el trazado de un ferrocarril de alta velocidad para evitar lo que nadie quiso que pasara, mucho menos Francisco José Garzón.
La administración, los políticos, los enchufados de los políticos, siempre acaban lavándose las manos, o se las lavan.



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