Billetes de 500

A uno le quedó el recuerdo -cuando el mundo no estaba tan globalizado- de las crónicas de Jesús Hermida desde New York o Washington hablando del Caucus de Iowa en las elecciones a presidente de los Estados Unidos. Sonaba el asunto aquí en España -inmersos en la dictadura del "generalísimo" Francisco Franco- como el no va más de las libertades y como un algo inalcanzable en donde los ciudadanos de una nación podían, con su voto, elegir a los que -por su capacidad ética, moral e intelectual- fueran sus dirigentes durante un periodo de tiempo predeterminado.
Hoy que, en la mayoría de los casos, casi no hace falta que un corresponsal de prensa o televisión nos transmita su visión de los hechos que ocurren, porque las noticias y las informaciones fluyen en el mismo momento que se están produciendo en cualquier lugar del mundo, sabemos de primera mano -para decepción de los creyentes utópicos- que un remedo de payaso (con todo el respeto para los payasos profesionales), un fanfarrón insoportable, un faltoso prepotente, un tonto sin escrúpulos y carente de toda dignidad, puede llegar a ser presidente -gracias al dólar y a las donaciones de sociedades y de personas interesadas de su misma condición- del país supuestamente más poderoso del mundo.
A uno le están cayendo en serie todos los ídolos de barro de la lejana juventud y cada día que pasa -será precisamente por los años- vive con más asombro la gran estafa humana, que se está produciendo a todos los niveles, perpetrada y dirigida por una élite enfermiza contagiada con la insolidaridad y con el poder del dinero.

El Banco Central Europeo va a dejar de fabricar billetes de 500 euros. Dicen los prebostes de la Unión que para evitar corrupciones y corruptelas. Eso sí, como esa medida va a afectar directamente a las clases sociales medias y bajas, y a los desamparados que son los que tienen en su poder los billetes de 500, darán un tiempo indefinido y más que suficiente para que poco a poco los puedan ir cambiando o trasladando a un nuevo "paraíso"



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