Autoridades de Uruguay piden no desechar relatos de niños en casos de abuso sexual

Autoridades de Uruguay piden no desechar relatos de niños en casos de abuso sexual
El mejor combate a esta dura realidad es que los menores abusados cuenten su terrible experiencia. Es necesario que los adultos les crean y generen espacios de confianza. Gobierno y ONG coordinan acciones para movilizar a la sociedad y actuar con la comunidad profesional en el tratamiento de las víctimas. Este abuso de poder y dominación es parte de la violencia doméstica. El 87% de los agresores pertenecen al seno familiar.
Andrea Tuana, representante de organizaciones no gubernamentales que trabajan en este tema, explicó que no existen estadísticas sobre estos abusos por ser un tema altamente sensible que no admite encuestas. 

Lo que releva la casuística es que las organizaciones sociales de Montevideo atienden en promedio 500 casos anuales. En el interior, la situación es diferente ya que por no contar con servicios especializados, no se puede dar la respuesta adecuada. 

El agresor y la víctima
Un niño o niña con graves problemas de conducta, que a los 10 u 11 años no controla esfínteres, un menor con una conducta hipersexualizada, que se niegue a volver a su casa y no quiera contar los motivos, que argumente tener un secreto que no puede compartir, intentos de autoeliminación, depresiones profundas, son indicios que muestran que puede estar frente a una persona abusada. 

Estudios internacionales revelan que el 87% de los agresores son personas conocidas o del medio familiar. En general comienzan en edades tempranas entre los cinco y siete años. Padres, padrastros, tíos, abuelos y personas cercanas del núcleo familiar, predominantemente varones, son quienes ejercen abuso sexual contra los menores.

No existe un perfil concreto de victimario. No responde a un problema psicopatológico ni a un trastorno psiquiátrico, sino a una personalidad violenta. Son personas dominantes que se creen con derecho de hacer con los demás lo que quieren. 

El abuso sexual no es propiedad de ninguna clase social, se da en todos los estratos, porque no depende de los niveles educativos, de pobreza ni  hacinamiento. 

Denunciar previene y combate
A partir de la sanción de la Ley de Violencia Doméstica del Código de la Niñez hubo un aumento de pedidos de ayuda a seccionales policiales,  organizaciones sociales y servicios comunitarios, así como denuncias judiciales. 

“La falta de credibilidad y desestimación de la palabra de los niños es un problema muy grave que los deja muchas veces sin respuesta y con la sensación de que no pueden contar con nadie para salir adelante de esto”, aseguró Tuana. 

Seminario especializado
En el Día Internacional contra el Abuso Sexual Infantil (19 de noviembre), el Instituto del Niño y Adolescente del Uruguay (INAU) y organizaciones sociales realizaron el seminario “Abuso sexual, trauma y tratamiento”, en el Anexo del Palacio Legislativo.

El objetivo es contribuir a la movilización social para el enfrentamiento del tema, generar mayor conciencia a nivel país de que el abuso sexual afecta gravemente a un porcentaje importante de niños, niñas y adolescentes, y  trabajar con la comunidad profesional en el tratamiento de las secuelas.

Participaron del evento el ministro de Salud Pública, Jorge Venegas; su par de Desarrollo Social, Daniel Olesker; el presidente del INAU, Javier Salsamendi y el director, Jorge Ferrando, junto a legisladores y expertos en el tema. 

Combatir con visibilidad
Olesker habló de la importancia de promover la visibilidad de un hecho que estuvo muy oculto por años por temor a que si las cosas se muestran se reproducen. “Quedó claramente demostrado que las cosas se combaten cuando se hacen visibles”, ratificó. 

Es un tema del cual el Estado debe hacerse responsable, y en ello se trabaja desde la creación del Sistema Nacional de Protección a la Infancia y Adolescencia contra la Violencia (SIPIAV). 

Venegas dijo que el tema integra los programas de salud sexual y reproductiva, educación para la salud. Es parte de la agenda pública y debe ser más visible, aseguró. Instó a trabajar en conjunto con la sociedad en la prevención y el abordaje en la familia.  

Ferrando dijo que el abuso en menores es una de las cosas más terribles y silenciadas. Muchas veces cuando los menores denuncian no les creen, piensan que es parte de la fantasía infantil. Esta actitud impide que se detecte a tiempo para intervenir y llevar adelante una acción judicial. En ocasiones se denuncia, pero luego se rectifican los testimonios por temor a seguir adelante. 

En el sistema de protección contra la violencia infantil existen cerca de 10 equipos, que en 2011 atendieron unas 720 situaciones de maltrato. Un 30% de los casos tienen un componente de presunto abuso a ser analizado. 

Proyectan para 2014 tener equipos instalados en todo el país que trabajen en coordinación con ASSE y el sistema educativo

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