La credibilidad de las encuestas de Tezanos

 La Ley 39/1995, de 19 de diciembre, de Organización del Centro de Investigaciones Sociológicas, indica que es un Organismo autónomo de carácter administrativo, con personalidad jurídica y patrimonio propios, que tiene por finalidad el estudio científico de la sociedad española y tiene que desarrollar sus funciones de acuerdo con los principios de objetividad y neutralidad en su actuación, de igualdad de acceso a sus datos y de respeto a los derechos de los ciudadanos y al secreto estadístico.   José Félix Tezanos, conocido sociólogo, fue nombrado director del Centro de Investigaciones Sociológicas cuando todavía era miembro de la comisión ejecutiva federal del PSOE. Al final renunció, tras recibir numerosas críticas, a su cargo en el partido liderado por Pedro Sánchez para ocupar un cargo muy apreciado entre politólogos y sociólogos.   El problema es que, viendo la trayectoria de José Félix Tezanos, va a ser muy difícil creerse los resultados de las encuestas publicadas por el Centro de Investigaciones Sociológicas. Las mismas parte de datos estadísticos, pero hay elementos que implican interpretaciones que pueden servir para manipular, sutilmente, los resultados difundidos.   Actualmente, las estadísticas sirven más para condicionar la opinión de la ciudadanía que para reflejar la misma. Por ese mismo motivo, que el Centro de Investigaciones Sociológicas esté en manos de José Félix Tezanos, que carece absolutamente de imparcialidad y de neutralidad, provoca que los resultados estadísticos que publiquen sobre cuestiones de naturaleza electoral tengan una escasa o nula credibilidad, aunque pueden servir para dirigir los votos de personas que puedan ser más fácilmente influenciables.   Al frente del Centro de Investigaciones Sociológicas debe estar una persona que sea absolutamente neutral e imparcial. Esa es la única posibilidad que existe para mantener la confianza en un organismo que no debe ser usado como instrumento político y propagandístico, pues, en otro caso, terminaría siendo ignorado por aquellos ciudadanos que comprendan que ya resulta imposible conocer con objetividad el parecer de la sociedad sobre las cuestiones vinculadas con los partidos políticos y sus líderes.  



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