La feria del bocadillo… y algo más

Oviedo ha quedado más tranquila con la marcha para Madrid del millar de jóvenes del Papa tras escuchar misa en la plaza de la catedral con asistencia del alcalde Gabino de Lorenzo y de varios consejeros del gobierno autonómico pero no de Francisco Alvarez-Cascos quien, según escuché por radio, se encontraba indispuesto. ¿Será por el susto tras haber levantado ya completamente la alfombra de las vergüenzas económicas dejada por su antecesor?. ¿O más bien no quiso encontrarse cara a cara con su enemigo político, aunque de ideología afín, Gabino de Lorenzo?. Por cierto, ¿Este invitará al presidente del Principado a la inauguración de la temporada de Opera en el Teatro Campoamor?. ¿Y al desfile del Día de América desde la tribuna de autoridades en la plaza de la Escandalera?. Lo pongo en duda, que además estamos ya de nuevo en campaña pre electoral.

Pero como es la festividad de Begoña ¿Que mejor ocasión para ir a la Feria Internacional de Muestras de Asturias en Gijón?. Ah, se me olvidaba otra cuestión: ¿Mantendrá abierto Alvarez-Cascos el despacho presidencial en la Laboral como tenía su antecesor?. Veremos. Pues la Feria en ésta su 55 edición estaba a reventar de gente en el ecuador de la misma. Un día perfecto, con calor pero sin sol, volcó a miles de personas al recinto ferial. Ni crisis ni nada, no había un solo hueco en los chiringuitos de comida y bebida y colas para todo: Desde para ver las reproducciones egipcias hasta los cuadros del grupo Masaveu pasando por los estands del banco Herrero y Cajastur además del Principado que lleva por título “Asturias ilusiona”, ¿De verdad, señor Alvarez-Areces?.

Ayer comprobé a fondo lo de la feria del bocadillo -los de calamares por encima de todo- pero hay más, hay un montón de chiringuitos vendiendo los productos más variopintos.Un zoco enorme, en definitiva, que atrae a las señoras como la miel a las moscas. Aquí uno puede adquirir maletines de mano más baratos que internet, según dice el speeker, la sarten que no necesita aceite, las tijeras multicorte o los manteles anti manchas. Una agraciada señorita me frota el brazo con una lija misteriosa que te depila en un pis pas y otra no menos guapa te ofrece garapiñadas de primera calidad. A mi los jos se me van detrás de un “Mercedes” de 62.000 euros pero, lástima, no llevo cambio. Por el camino, siempre vigilante y orgulloso de la gran afluencia -este año bate record de visitantes, sin duda- su director Alvaro Muñiz que aunque joven es de la vieja guardia, de la escuela de Pedro García Rendueles quien junto con el entonces presidente de la Cámara de Comercio Claudio Fernández Junquera impulsó este recinto ferial que hoy no tiene precio.

Cuando yo comenzaba a escribir allá por el 65 la feria estaba instalada en el hall de un instituto o escuela universitaria, me puede ya el tiempo. Luego pasó al exterior de las gradas de El Molinón para terminar saltando a la otra orilla del río Piles y poco a poco ser la espléndida realidad actual donde destaca, además, el palacio de congresos. Puede que sea por la crisis pero también observo que la feria ha perdido un poco su carácter industrial y empresarial para centrarse demasiado en el bocadillo y la venta casi ambulante. Parece haber pasado aquella época en la que venía un ministro a la inauguración y luego a lo largo de los días la visitaban embajadores y empresarios destacados con la celebración de unas jornadas técnicas de primera división,como el Sporting, y de las que nunca más supimos. Hasta el día de hoy la autoridad foránea más importante que ha visitado la feria  ha sido la alcaldesa de Astorga. Sin perder las raíces, ahora que va a haber cambio en la presidencia de la Cámara de Gijón, la feria debería replantearse un poco su vestimenta y, sin hacer ascos a la paella, al vino o a la sidra, volver a ser el principal escaparate empresarial, y no digamos institucional, de nuestra región. Echo de menos la presencia del ayuntamiento de Oviedo con aquella fabada que servía el bueno de Ania, hoy controlador de zona azul en la capital, y las canciones de Jerónimo Granda, pregonero de las fiestas de este próximo San Mateo, que hacía las delicias de los cientos de jubilados que el ayuntamiento ovetense traía por un día a la villa de Jovellanos. Sí, se echan cosas en falta en la Feria de Muestras de Asturias pero su éxito de público es innegable. Hoy tuve ocasión de comprobarlo



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