La ciencia avanza sobre una parte no explorada de los océanos

La ciencia avanza sobre una parte no explorada de los océanos

Diego Freire/Agência FAPESP/DICYT Pese a cubrir el 70% de la superficie del planeta, los océanos constituyen el ecosistema menos explorado de la Tierra. Por eso, durante el pasado 21 de noviembre, el último día de la FAPESP Week California, científicos de la University of California en Davis (UCD), Estados Unidos, y de instituciones de São Paulo, dieron a conocer sus esfuerzos tendientes a avanzar en el conocimiento sobre la vida marina, las corrientes oceánicas y sus relaciones con la vida en tierra firme.

 

Para Rick Grosberg, director del Coastal and Marine Sciences Institute (CMSI) de la UCD, la necesidad de comprender mejor los océanos es una cuestión de sostenibilidad. “La explotación de los recursos marinos aumenta cada vez más, lo cual convierte a los océanos en una fuente que muchos consideran inagotable para la satisfacción de diversas demandas humanas. Es necesario entender mejor la complejidad de la vida marina para establecer una relación sostenible con ella”, declaró a Agência FAPESP.

 

Grosberg se refirió a sus investigaciones con invertebrados marinos: anémonas, hidrozoarios, ascidias y caracoles, y a los abordajes genómicos en el estudio de sus poblaciones. “Mis trabajos abarcan actividades de campo y de laboratorio, con genética molecular, genética poblacional y filogenia, aparte de una cantidad muy modesta de modelado.”

 

Entre esos trabajos se encuentran investigaciones en genética de la conservación de invertebrados marinos y crustáceos de piscinas vernales, conjuntos temporales de aguas formadas en determinadas épocas del año que hacen las veces de hábitat para plantas y animales. “En menos de un siglo, la urbanización y la conversión agrícola destruyeron el 90% de esos hábitats.”

 

Investigadores del laboratorio de Grosberg iniciaron estudios genéticos para caracterizar los efectos del hábitat sobre la diversidad de especies endémicas –aquéllas que existen únicamente en un determinado ecosistema– de crustáceos del orden de los notostráceos. De acuerdo con el investigador, varias de esas especies ahora están protegidas por el gobierno en razón de los trabajos del laboratorio.

 

El objetivo ahora consiste en extender el proyecto a otras especies simpátricas, variaciones genéticas de poblaciones que habitan la misma región geográfica y que se convierten en especies distintas. “También estamos analizando los efectos de los cambios climáticos, de la pesca excesiva, de la contaminación y de la fragmentación del hábitat sobre la resiliencia de los arrecifes de coral.”

 

Luciano Martins Verdade, docente del Centro de Energía Nuclear en la Agricultura de la Universidad de São Paulo (Cena-USP) y miembro de la coordinación del Programa FAPESP de Investigaciones en Caracterización, Conservación, Recuperación y Uso Sostenible de la Biodiversidad (BIOTA), se refirió a la importancia del monitoreo de la biocomplejidad en todos los ecosistemas.

 

“Ya sea en el medio acuático o en el terrestre, necesitamos contar con mecanismos de monitoreo que nos permitan tomar decisiones de intervención humana tendientes a corregir los problemas generados por nuestras presiones, tales como la pesca excesiva o el uso de productos agroquímicos que contaminan el medio ambiente, por ejemplo, aunque a su vez son necesarios en la actividad agrícola”, consideró.

 

Martins Verdade puso de relieve en su conferencia la necesidad de que el proceso productivo contemple la conservación de la biodiversidad.

 

“Hoy más que nunca, el paisaje donde la pesca o la agricultura se concretan es el mismo que ocupa la diversidad biológica. Lo que se pretende es lograr un paisaje que sea efectivamente multifuncional, que tenga la misión de producir especies domesticadas, pero que comporte también una misión de conservación de la diversidad biológica”, abogó.

 

Las corrientes marítimas

 

Otro factor directamente relacionado con la vida en los océanos y fuera de ellos, el de las corrientes marítimas, fue abordado durante la serie de conferencias por Edmo José días Campos, docente del Instituto Oceanográfico de la USP.

 

Campos realizó una presentación de las actividades de investigación que se llevan a cabo en el marco del proyecto temático intitulado El impacto del Atlántico Sur sobre la célula de circulación meridional y sobre el clima, realizado con apoyo de la FAPESP, que integra el proyecto internacional South Atlantic Meridional Overtuning Circulation (Samoc).

 

“Estamos actuando para entender el comportamiento de las regiones profundas del océano en un área donde no se habían hecho observaciones anteriormente”, destacó Campos.

 

De acuerdo con el investigador, las observaciones más recientes sorprendieron por la intensidad de las corrientes del Atlántico Sur.

 

“Ya hemos medido un conjunto de corrientes a 4 mil metros de profundidad que están mostrando variaciones de amplitud mucho mayores que las esperadas. También verificamos que la componente este-oeste de esa corriente tiene una variabilidad muy grande, como si hubiese una especie de oscilación lateral, con amplitudes muy grandes. Debemos revisar los datos y analizarlos, pero todo indica que se trata de un fenómeno inédito.”

 

El conocimiento sobre el comportamiento de las corrientes puede ayudar a comprender los cambios climáticos. “Si logramos mantener ese sistema de observación con el correr del tiempo, podremos afirmar si existen alteraciones de más largo período y considerar sus relaciones con el clima”, dijo Campos.

 

Los trabajos se realizan desde el buque de investigación oceanográfica Alpha-Crucis, adquirido por la FAPESP en el marco del proyecto intitulado Incremento de la capacidad de investigación en oceanografía en el estado de São Paulo.

 

Aparte de la programación en Davis, durante los días 20 y 21 de noviembre, la FAPESP Week California tuvo actividades en la University of California en Berkeley (UCB), durante los días 17 y 18.

 

Vida marina. FOTO: Alvaro E. Migotto/Cifonauta

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