Borrell rechaza la reforma constitucional y considera que es un “sacrificio ritual” ante Angela Merkel

Borrell rechaza la reforma constitucional y considera que es un “sacrificio ritual” ante  Angela Merkel

El expresidente del Parlamento Europeo, Josep Borrell, ha rechazado hoy en Santander la propuesta de reformar la Constitución Española para introducir un techo de déficit y ha considerado que, en su opinión, la medida parece un “sacrificio ritual” ante las exigencias de la canciller alemana Angela Merkel.

Así se expresó durante una rueda de prensa con motivo de su participación en el Seminario ‘Europa y la Gobernanza global’ que organiza la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP), y donde estuvo acompañado por el catedrático de Ciencias Políticas de la Universidad Pompeu Fabra, Vicenç Navarro, y por el investigador de la Unidad de Estudios Laborales y de Salud, Javier Ramos.

 

Borrell, que dirige el Instituto Universitario Europeo de Florencia, afirmó que si actualmente fuera diputado en el Congreso “no votaría a favor” de la reforma constitucional, y criticó que se realice un cambio de esa naturaleza “deprisa y corriendo”. Además, opinó que la situación económica en España “no es tan mala” como para recurrir a este tipo de “tranquilizantes para los mercados”.

 

De hecho, se mostró “sorprendido” por el cambio de los últimos días en la opinión del presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, y del candidato socialista en las próximas elecciones generales, Alfredo Pérez Rubalcaba, en relación a la reforma de la Constitución. “Me pregunto qué ha pasado, por qué hace una semana ridiculizaban a Mariano Rajoy con esta medida y ahora son ellos los que la defienden apresuradamente”, valoró.

“Ya hemos renunciado a la política monetaria y ahora se nos exige que renunciemos a la política fiscal”, argumentó el exministro socialista, quien lamentó que el poder político no defienda un instrumento que puede ser “útil e incluso necesario” para hacer frente a las circunstancias “cambiantes” de la economía.

 

Para Borrell, el déficit público “no es solo un problema” y calificó de “cuento chino” las tesis que defienden que con la reducción del gasto se recuperará la confianza y se volverá a crecer. “Este tipo de autolimitaciones no tienen sentido y no creo que los mercados se vayan a tranquilizar hasta que la Unión Europea haga frente a los especuladores”, aseguró.

El político rechazó que la medida se adopte en respuesta a las demandas de un país como Alemania porque, según defendió, “esa no es la Europa democrática y políticamente integrada” que él desearía. También, Borrell manifestó que el proyecto de la Unión Europea no se puede dejar en manos de “tecnócratas y diplomáticos” y solicitó la participación “permanente” de los ciudadanos.

Borrell reconoció que falta por conocer el contenido exacto de la propuesta, pero mostró su deseo de que el resultado del voto en el Parlamento, si se llega a producir, “conduzca a la necesidad de un referéndum para que todos podamos votar”.

 

Consulta ciudadana

Por su parte, Vicenç Navarro aseguró durante su intervención que la democracia española “se está desacreditando” con la toma de decisiones “altamente impopulares” y alertó de que Europa puede perder su personalidad “si no conserva la dimensión social que ha servido como punto de referencia”.

 “Los partidos políticos están tomando medidas que no recogían sus programas electorales y que son tremendamente impopulares, con un coste altísimo”, afirmó el catedrático, quien reivindicó que la democracia “no es solo votar cada cuatro años” y recordó que a los ciudadanos “se los debe consultar”.

 

Además, el profesor opinó que la reforma constitucional “no es aconsejable” desde un punto de vista “económico, fiscal y social” y coincidió con Borrell en la necesidad de llevar a cabo un referéndum si se quiere tomar una decisión de esa naturaleza. “No se trata de una medida técnica para controlar el techo de gasto público, es una medida política que diluye el estado de bienestar”, sentenció.

En opinión de Navarro, la reforma puede repercutir en la calidad de los servicios públicos en España y aumentará la distancia entre los ciudadanos y sus representantes provocando, dijo, “un descrédito de las instituciones”.

Dejar un comentario

captcha