Recuperar la memoria perdida

Recuperar la memoria perdida

Una investigación estadounidense, publicada en Nature, demuestra en macacos que la pérdida de funciones del cerebro al envejecer es reversible. El estudio examina por primera vez los cambios relacionados con la edad en la actividad de las neuronas en el cortex prefrontal

 

Según investigadores de la Universidad de Yale (EE UU), las redes neuronales en los cerebros de media edad o de ancianos tienen conexiones más débiles y menos robustez que los más jóvenes. Pero esta situación no es definitiva.

“Los déficits cognitivos relacionados con la edad pueden tener un serio impacto porque la gente a menudo necesita mayores funciones cognitivas para satisfacer necesidades básicas, como pagar facturas. Estas habilidades son críticas para vivir de forma independiente a medida que envejecemos”, asegura Amy Arnsten, autora principal del estudio que se publica en Nature, e investigadora en el Instituto Kavli de Neurociencias de la Universidad de Yale.

 

Al envejecer, las personas tienden a olvidar con más frecuencia, además de distraerse con mayor facilidad y tener problemas a la hora de ejecutar ciertas funciones. Hasta ahora no se conocía la base celular para estas dificultades cognitivas. El nuevo estudio examina por primera vez los cambios relacionados con la edad en la actividad de las neuronas en el cortex prefrontal, el área del cerebro responsable de las mayores funciones cognitivas y ejecutivas.

Las redes de neuronas en el cortex prefrontal generan impulsos constantes para mantener la información, incluso ante la ausencia de indicaciones en el entorno. Este proceso, esencial para funciones como la organización y la multitarea, permite recordar la información, como por ejemplo dónde se dejaron las llaves del coche.

 

Rejuvenecer la mente

Para analizar los impulsos de las neuronas en el cortex prefrontal, el equipo de investigación estudió cómo los macacos (Macaca mulatta) jóvenes, de media edad y ancianos hacen trabajar la memoria.

 

En los animales más jóvenes, las neuronas del cortex prefrontal fueron capaces de mantener los impulsos a un alto nivel durante el proceso, mientras que las neuronas de los animales más viejos no fueron tan rápidas. Sin embargo, ajustando el entorno neuroquímico alrededor de sus neuronas, los investigadores pudieron restaurar las velocidades de los impulsos neuronales de los ancianos hasta niveles más jóvenes.

“El cortex prefrontal envejecido acumula niveles excesivos de una molécula que debilita los impulsos neuronales. Al bloquear o inhibir esta molécula, es posible restaurar patrones más juveniles en las neuronas envejecidas”, señala Arnsten.

Los investigadores ya están probando en personas mayores que no tienen la enfermedad de Alzheimer u otras demencias un fármaco que trata la hipertensión en adultos y los déficits prefrontales en niños y que mejoraría los impulsos neuronales

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