El lunes nos quedamos sin luz. Hoy seguimos sin respuestas. Y lo peor: sin una compensación. Las eléctricas ganan miles de millones, pero cuando el sistema falla, el sistema... somos nosotros.
Todo el país a oscuras. Neveras desconectadas, ascensores bloqueados, trenes parados, cirugías suspendidas, fábricas detenidas. Y ni una línea de disculpa en la factura de la luz.
El pasado lunes, durante uno de los apagones más graves de la historia de España, desaparecieron 15 gigavatios de la red en cinco segundos. Se calcula que el impacto económico podría superar los 1.600 millones de euros. La pregunta es: ¿quién va a pagar todo esto?
Spoiler: no serán las eléctricas. Serás tú.
Luz que no has consumido, euro que sí pagarás
A diferencia de cuando fallan las compañías aéreas o se retrasa un tren, si la luz se va, nadie te devuelve nada. No hay tarjeta regalo. No hay email de disculpas. Ni un euro simbólico. Y eso que el suministro eléctrico es un bien de primera necesidad, como el agua potable o el oxígeno.
Pero vivimos en el país donde si una gran empresa comete un error, no se llama error. Se llama "incidencia técnica", "pérdida de sincronía" o "evento transitorio en la red". Y ya.
15 gigavatios volaron… ¿y qué?
15 gigavatios. Dicho así no suena a nada. Pero es como si desaparecieran 15 millones de hornos encendidos a la vez, o la potencia de más de diez reactores nucleares. Eso pasó el lunes. Y sin embargo, nadie ha explicado todavía por qué.
Red Eléctrica Española investiga, pero ya adelanta que “todo funcionó según los protocolos”. Vamos, que el sistema hizo lo que tenía que hacer cuando deja de funcionar. Maravilloso.
Mientras tanto, en silencio, el precio de la electricidad ha empezado a subir. El martes subió un poco. El miércoles pegó un salto. El viernes, quién sabe. Pero tú no estabas usando más luz. Al contrario. Te la habían quitado.
Las eléctricas, de récord en récord
Ahora viene el dato que debería encenderte algo más que una bombilla.
Las grandes eléctricas españolas —Iberdrola, Endesa y Naturgy— ganaron más de 11.000 millones de euros en 2024. Es decir, 30 millones al día. ¿Y cuánto han destinado a compensar el apagón? Cero. Como los kilovatios que nos dieron el lunes.
El apagón no parece afectar a sus cuentas. A las nuestras, sí. A nuestros alimentos descongelados, a los electrodomésticos estropeados, a los negocios cerrados, al salario perdido de quienes no pudieron trabajar. Pero el modelo energético español, como la ruleta, siempre paga a la banca.
¿Y si nos organizamos?
En países como Francia o Alemania, existen mecanismos automáticos de compensación al usuario por interrupciones del suministro. Aquí, lo más que puedes esperar es un descuento del 0,0001% en la factura anual... si reclamas, si documentas, si te acuerdas, si no te cansas antes.
¿Y si, por una vez, no nos callamos?
¿Y si exigimos una compensación real?
¿Y si las eléctricas devolvieran a cada hogar afectado lo que vale un día sin suministro, pongamos, 64 euros por familia? Eso haría unos 1.600 millones, que casualmente es lo que costó el apagón. Pero claro, eso reduciría beneficios. Y eso, amigo, no se puede permitir.
Una propuesta indecente (pero justa)
Así que desde aquí lanzo la idea: que nos pasen la factura, pero al revés. Que nos ingresen algo por habernos dejado sin servicio. Que haya una indemnización automática. Que no se reparta sólo el beneficio, sino también el riesgo.
Porque, si no lo pedimos nosotros, nadie lo hará por nosotros.
¿A qué esperamos?