El pequeño Nicolás, carne de chorizo patrio

El pequeño Nicolás ha crecido en el lodazal de Españistán y como buen gochín aprendió desde pequeño a nutrirse del estercolero y engordar. Forma parte de los cachorros del PP (Presos Power, Partido Podrido) y, chico listo, vio su hueco, tuvo claro que quería ser: el conseguidor. Como el amigo de Aznar, el amigo de Granados, el amigo de Camps… porque quien tiene un amigo de esos, hace un tesoro. Y para alcanzarlo nada mejor que colarse en todas las fotos y aparentar: coches, escoltas, rayas, discotecas, FAES, CNI, VIP…
¿Por qué nadie detectó que era un trilero, un timador? Les recuerdo el chiste: ¿Cómo pasa un elefante desapercibido? En medio de una manada de elefantes. Esa es la respuesta. En medio de tanto desaprensivo, cínico, fulero, trepa, ladrón… ese capullito de aspecto cándido era el hijo pijo que todos querían tener, alguien que les recordaba a ellos cuando eran jóvenes, el modelo de españolito bien. Nada que ver con coletas y camisas de cuadros, desde luego. ¡Dónde vamos a parar!
En este país de patanes vestir un traje, mostrarse chulillo y ser un caradura sin escrúpulos asegura llegar a lo más alto. Eso nos da una idea sobre el tipo de clase política y empresarial que tenemos en España, donde cualquier chisgarabís sin estudios pero con mucho morro es capaz de sacarles dinero por unos servicios no prestados bajo la promesa de influencia o de un negocio mayor. Es el mismo esquema de Urdangarín, Pujol, Granados y otros tantos.
En un país serio estas cosas no pasan, así fue que  destapó el caso una embajada extranjera. Cuando se acabe el escándalo, volverá por sus trece y lo sentarán a la diestra, como Carromero. Llegará lejos, lo pronostico, tiene buenos maestros y maestras. Un “lo siento”, “pido perdón” cuando ya fuera imposible seguir negándolo todo y hala, a rascala, a seguir en el machito. Y si no, nos cargamos al juez, que no será el primero…ni el último.
Claro que, en un país serio, este Gobierno hubiera dimitido hace tiempo. Tal vez lo haga cuando ya no queden ni los cubiertos de alpaca de la abuela por robar…

 



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