El fluido tisular permite la entrada de los paramixovirus en las células

El fluido tisular permite la entrada de los paramixovirus en las células

El líquido los arrastra y cambia la configuración de la proteína encargada de fusionarse con la membrana celular

El CSIC propone este modelo como posible mecanismo de infección para esta familia vírica

 

La corriente creada por los fluidos tisulares que envuelven a las células podría ser la responsable de las infecciones por los virus de la familia paramyxoviridae, según una investigación del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). Según el trabajo, tras unirse a la célula, el líquido arrastra al virus, lo que provoca una alteración de la configuración de la proteína encargada de la fusión. Su nueva estructura se presenta rígida y permite iniciar el proceso definitivo de mezcla con la célula.

 

El trabajo, que ha sido publicado en la revista Biochemical and Biophysical Research
Communications, se basa en una simulación molecular que ha resultado “compatible
con el proceso natural en términos geométricos y energéticos”, explica el investigador
del Centro de Biología Molecular Severo Ochoa (centro mixto del CSIC y de la
Universidad Autónoma de Madrid) responsable del trabajo, Paulino Gómez?Puertas.
Los virus de la familia paramyxoviridae son responsables de enfermedades como el
sarampión y las paperas. Para que uno de estos virus infecte a una célula, es necesario
que le transmita su material genético. Este proceso requiere una fusión entre la
membrana viral y la celular que está mediada por el cambio de estructura de la
proteína de fusión o proteína F.

 

En virus como el de la gripe, la alteración de la configuración de la proteína de fusión
se debe a un efecto químico del medio circundante. Gómez?Puertas explica: “Hasta
ahora, el agente causal del cambio en la configuración de la proteína F en
paramixovirus era desconocido”.
La simulación desarrollada muestra que cuando la proteína vírica se adhiere a la
membrana celular, el virus es arrastrado por la corriente generada por el líquido
tisular, lo que provoca una elongación de la proteína. Cuando esta se repliega, no
vuelve a su forma original, sino que adopta una configuración rígida adecuada para
generar la fusión entre ambas membranas.

Según Gómez?Puertas, “este resultado permite proponer un modelo puramente
mecánico para el proceso, aunque este es sólo el primer paso dentro de una cadena de
eventos que concluyen con la fusión de las membranas y el trasvase del material
genético”.

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