Bicentenario de Jovellanos: "Buenas leyes, buenas luces y buenos fondos"

Bicentenario de Jovellanos: "Buenas leyes, buenas luces y buenos fondos"

Cumple hoy el bicentenario de la muerte del ilustre polígrafo asturiano Gaspar Melchor de Jovellanos, bautizado como Baltasar Melchor Gaspar María de Jove Llanos y Ramírez (Gijón, 5 de enero de 1744 – Puerto de Vega, Navia, 27 de noviembre de 1811).

 

AM, a guisa de modesto homenaje al insigne ilustrado, reproduce parte de una de sus cartas, bajo el epígrafe 'Buenas leyes, Buenas luces y Buenos fondos, dirigida a Godoy en el año 1796 y que bien pudiera estar escrita hoy...

 

"Cuando se medida sobre el estado político de una nación y se vuelven los jos a las varias, innumerables y casi imperceptibles fuentes de que puede nacersu elevación o decadencia, parece imposible reducirlas a un sistema ordenado de meditación y discusión. En consecuencia, el político se contenta con ir aplicando remdios al paso que va descubriendo los males, y de aquí proviene sin duda, la variedad de rumbos que se advierten en el modo de proceder a la prosperidad de las naciones; cuál, mirando a la tierra como la fuente más inagotable de riqueza, quiere hacer a la suya, agricultora. Cuál, convencido de que la Industria ocupa inmenso número de brazos que consumen una parte de los productos de la tierra y dan valor a la otra, trata sólo de hacerla industriosa. Cuál, navegadora y comerciante.

Aún para llegar a estos fines, son varios y encontrados los medios por donde quieren conducirla a ellos. Unos quieren hacerlo todo a fuerza de leyes y reglamentos; otros, a fuerza de privilegios, gracias y estímulos; y otros, en fin, a fuerza de Instrucción, dirigiendo la opinión pública con discusiones y escritos. De aquí tanta variedad de providencias, tanta multitud de proyectos, tanta incertidumbre de principios y máximas; y, sobre todo, una perpetua vacilación, una continua vicisitud en los medios de promover el bien, que para, de ordinario, en perpetuar el mal, si acaso no lo agrava.

 

Por muchas y muy varias que sean las causas de la prosperidad de una Nación, estoy bien seguro de que se pueden reducir a tres, a saber: buenas leyes, buenas luces y  buenos fondos; porque le podrá faltar a una Nación justa, instruida y rica, ora quiera ser agricultora, ora industriosa y comerciante, sus grandes fondos dirigidos por sus grandes luces a estos objetos, y protegidos por sus justas leyes, le harán conseguir estas ventajas, tanto, a lo menos, como su suelo y clima y su situación política respecto de los demás, puedan permitir".

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