Menchu

Ha fallecido, tras una larga vida plena de realizaciones, Menchu Álvarez del Valle.  

La admirada locutora y periodista  había comenzado en Radio Asturias apenas había finalizado el cruel conflicto civil que mantuvo desgarrada España  bajo el yugo  de las penurias inacabables. Poco tiempo después,  hacia 1947,  paso a Radio Oviedo, emisora en la que uno la conoció de  manera tan entrañable que  su trayectoria  no se borró de nuestra  memoria. Ahí renació una amistad  que imprimió   ternura sobre el ser que creo ser ahora. 

Menchu presentaba en aquellos tiempos de borona y cebolla, un programa de nombre  “Rumbo a la gloria”.  En el centro Artístico Gijonés, siendo yo un  jovenzuelo,  había comenzando a recitar poesía y hacer algunas obras de teatro,   entre otras  “La camisa”, de Lauro Olmo. 

Y con ese pequeño bagaje  me presenté en el Teatro Filarmónica de Oviedo tras haber llegado   a las semifinales del concurso.  Salí al escenario. Comencé  declamado “Penas y alegrías del amor”  de Rafael de León”… “Mira cómo se me pone / la piel cuando te recuerdo / que soy un hombre casao / y sin embargo te quiero”.  

Ahí la mente quedó  a oscuras, me sentí un guiñapo y comencé a llorar.  Salió Menchu al escenario y recibí de ella el  mejor abrazo posible.  Ese día se entabló una amistad perdurable. 

La existencia fue dando vueltas. Empecé a trabajar en el diario Región bajo la  égida de  Ricardo Vázquez- Pradra; en la Voz de Avilés, Diario Regional de Valladolid, Diario de  Barcelona y Las Provincias de Valencia, y un buen día hacia 1976, salté sobre el Océano Atlántico y varé en la Isla de Margarita sobre las aguas del Caribe. Funde un diario. El trabajó, pero más la suerte, sopló mis velas. En Caracas ocupe la dirección del   vespertino El Mundo, y  la valorada Revista Elite, la misma en que bregó  Gabriel García Márquez  cuando era feliz e indocumentado.  

En ese tiempo venia a Oviedo a cubrir  los hoy “Premios Princesa de Asturias” en los que siempre estaba la admirable Menchu. Eran momento de evocaciones, charlas  y remembranzas. 

En uno de esos encuentros,  adquirí “Historia de la Radio en Asturias” escrito por Fernando Poblet, el admirado “Ferpo”.   

En esas páginas se halla la trayectoria de la admirada Menchu,   y una picaresca sobre nuestra persona. Sucedió en Radio Popular de la Villa del Adelantado. Señala el texto: 

“A Marisa Arce, la señorita  de recepción, le preguntan unos sujetos de Salinas dónde está el radiólogo. 

- Pues no estoy segura – responde -, arriba hay unos chicos que ponen discos, deben de ser ellos. 

Nadie sabe  nada hasta que llega Rafael del Naranco con su aplomo de golfo de verdad. Un golfo que almacena ternura hasta en los calcetines. Escribe y lee sus folletinescas “Cartas a Patricia”, versión doméstica   de “Ustedes son formidables” de la SER. 

Rafael, a diferencia de Alberto Oliveras, no interpreta, vive: grita, suplica, exige y acaricia con su aplomo de golfo de verdad. 

Al recordarle eso a Menchu en una de  mis visitas a Vetusta, se reía con la gracia de su encanto personal. “¿Tan pilluelo eras?”. Solamente un poco, le expresaba.  

En la esfera de la amplia radiodifusión asturiana, nadie ha poseído, durante más de medio siglo, tanto linaje, nobleza y renombre que Menchu Álvarez del Valle. Recordarla en estos momentos  es valorar y agradecer su amplia trayectoria profesional, tal así, que  su reminiscencia será imborrable.  



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