Urgente: reformar la Constitución Española, especialmente en el capítulo 8º

En dos Blogs anteriores –“Constitución: deber de memoria”, 24 de diciembre de 2012, y “Cambios en la Constitución”, 26 de febrero de 2013- he planteado la apremiante necesidad de reformar, después de 35 años, la Constitución Española, particularmente en el capítulo que se refiere a la vertebración del Estado y que, por la inmensas presiones de aquel momento, tuvo que quedar en “sinfonía inacabada”, en palabras del Presidente Adolfo Suárez. 
“El Estado de las Autonomías, escribía en el mes de febrero, ha sido enormemente beneficioso para el desarrollo del conjunto del Estado Español. Pero han subsistido, indebidamente, limitaciones y privilegios que ahora deben transformarse en unas normas en las que, con un suficiente autogobierno, quepan todas las excelentes particularidades culturales e históricas de España… Ni un día más bailando al son del déficit y las primas de riesgo. Las riendas del destino común no pueden seguir anquilosadas, ceñidas al pasado”. 
Del Blog de diciembre extraigo este párrafo: “El auténtico encaje de bolillos que fueron capaces de llevar a cabo, con innumerables tensiones, los “padres” de la Constitución, permitió hacer efectiva la transición a un sistema democrático, con un pluralismo político, cultural y lingüístico encomiable, aconfesional…. La Constitución no sólo deberá ponerse al día serenamente –sin el acoso de los mercados que, paradójicamente, increíblemente, motivó la única reforma efectuada- sino que debe aparecer como solución y no como problema, como la Carta Magna de un Estado donde quepan todos los españoles con una gran capacidad de autogobierno y unos principios comunes bien establecidos y generalmente aceptados”. 
Las soluciones deben ser políticas. Ahora no sólo es posible sino urgente proceder a la configuración federal que en 1977-78 no pudo llevarse a cabo.



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