Claves para un cambio de modelo

Claves para un cambio de modelo

 

Las sociedades modernas se enfrentan a retos económicos, sociales y medioambientales cada vez más complejos. La necesidad de un cambio hacia un modelo sostenible resulta cada vez más evidente y es el momento de elaborar estrategias eficientes a largo plazo. ¿Qué papel juega la innovación en la transformación y consolidación de ese nuevo paradigma?

 


Por Carmen Gómez-Cotta | Imágenes: Diego Berro@/ethic.-En la segunda década del siglo XXI, el mundo se enfrenta a un cambio de paradigma global. En este contexto, surge un nuevo concepto: la creación de valor compartido. Acuñado por los profesores de Harvard Michael Porter y Mark Kramer, propone la renovación del capitalismo basada en la simbiosis entre los intereses empresariales y las necesidades y retos a los que se enfrenta la civilización moderna. «Las empresas deben volver a conectar el éxito empresarial con el progreso social». Según esta teoría, a través del valor compartido se generará la gran ola de innovación y riqueza que permitirá el crecimiento de la economía mundial.

 

Ahora más que nunca, es necesario desarrollar una cultura innovadora y vincularla con la economía sostenible para poder cumplir los desafíos sociales y medioambientales a los que se enfrenta el mundo. Según datos del informe de 2012 de Green Economy Coalition (GEC), 2.600 millones de personas no cuentan con unas condiciones sanitarias higiénicas, 1.300 millones no tienen acceso a electricidad y casi 1.000 millones no disponen de agua limpia. «La innovación en tecnología es una parte importante, pero también lo es el desarrollo de nuevas innovaciones como el consumo compartido, a través de modos de compartir que a la vez fortalecen las relaciones de comunidad porque aportan valor y generan negocio», explica a Ethic Oliver Greenfield, coordinador de GEC.

«Quizá hemos puesto demasiado énfasis en la importancia de la inversión en alta tecnología y debemos empezar a pensar en aplicar la innovación en tecnologías no tan punteras para crear valor solucionando problemas sociales. Miles de  millones de personas en el mundo no necesitan la mejor  depuradora del mercado, necesitan acceso a agua potable», afirma el equipo de Sinnple, una consultoría de innovación social aplicada del País Vasco.

 

Las ecoindustrias son un sector en alza y sólo en el entorno europeo generan 3,1 millones de puestos de trabajo.

 

La innovación, puesta al servicio de la mejora de la calidad de vida de las personas, «debe ser entendida como la habilidad de individuos, empresas y naciones para crear su futuro deseado de manera continuada; es decir, como el agente de cambio y proceso continuo esencial para sobrevivir, competir y crecer de manera inteligente y sostenible» explica Jaime Silos, directivo de Forética, una organización que se dedica a potenciar la gestión ética en las organziaciones. La innovación es clave para competir y la competitividad es necesaria para crecer. «La innovación sostenible supone una ventaja competitiva y por lo tanto es una palanca para la generación de valor».

 

Ideas verdes

Dentro de esta transformación, la ecoinnovación –aquella que genera nuevas soluciones para las necesidades y el bienestar de las personas respetando el medioambiente y buscando el impacto positivo- juega un papel fundamental. Según el ranking de 2011 del Observatorio de Eco-Innovación, organismo dependiente de la Comisión del Parlamento Europeo, España es el quinto país más fuerte, siendo líder en eficiencia del agua, construcción sostenible y tratamiento de residuos, según se extrae del informe.

Las ecoindustrias son un sector en alza y sólo en el entorno europeo generan 3,1 millones de puestos de trabajo. Los productos y procesos desarrollados bajo fórmulas ecoinnovadoras son la base del nuevo paradigma y necesitan ser promovidas y apoyadas. Por este motivo la Comisión Europea ha diseñado Horizon 2020, una estrategia global a largo plazo que pone el foco en la ciencia y la innovación, factores que considera claves para avanzar y consolidar un crecimiento inclusivo y un desarrollo sostenible.

 

La economía verde es otro concepto que va adquiriendo cada vez más  protagonismo. «Esta tendencia económica es una fuente de generación de riqueza, de apertura de nuevos mercados, de oportunidades de negocio y de productividad en innovación», afirma Greenfield. Se trata de hacer las cosas de un modo diferente; de reconocer que nuestras economías necesitan guiarse por distintos objetivos, ser apoyadas por distintas actividades y ofrecer resultados. En este sentido, «el documento de la Cumbre Rio+20 dio a las empresas, los consumidores y los gobiernos el mandato de consolidar la transición a una economía verde». Ahora hace falta que de verdad «los gobiernos promuevan la innovación a través de herramientas como la elaboración de políticas de sostenibilidad o los incentivos al desarrollo de modelos de negocio innovadores».

 

En España, los Presupuestos Generales del Estado de 2012 han sufrido un recorte del 25,6% en materia de I+D+i, y la inversión pública desciende de 7.576 millones de euros en 2011 a 5.633 en 2012. «Es necesario fomentar la inversión en innovación con un carácter pragmático y aplicado, que busque la posibilidad de explotar comercialización de las invenciones. Por el lado de la oferta, se necesita anidar un mercado de capital riesgo potente que permita crear redes de innovación, dotándolas de una financiación dirigida a explotar las invenciones, lo que a su vez atrae a más talento. La experiencia de países con una fuerte presencia del capital riesgo sugiere que la iniciativa privada suele tener más éxito desde el punto de vista de productividad del I+D y de impacto económico», explica Jaime Silos, de Forética.

 

En esta línea, la secretaria de Estado de Investigación, Desarrollo e Innovación, Carmen Vela, defiende «cambiar la cultura del riesgo» en España. «El principal problema del emprendimiento y la innovación es la financiación. El capital riesgo en España es casi inexistente y está muy por debajo de la media europea» Por eso, desde la Secretaría que dirige se han marcado el objetivo de «financiar a aquellos que toman la iniciativa, el riesgo». A su juicio, en España la innovación es en estos momentos «casi una obligación moral y política».

 

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