¡Ay, cielín, qué receta te traigo hoy! Una de esas tortillas que no son de andar por casa, ¡son de subirse al puchero a aplaudir! Hoy toca una que me sopló mi nietu Elías cuando volvió de un viajecín por tierras altas, una tortilla abierta de cecina y cabrales que es más sabrosa que el beso de una madre cuando estás malo.
Cómo la aprendí
Esto nun ye una tortilla de les de vuelta y vuelta. Esto ye una fantasía que se queda tal cual, como una pizza con alma asturiana. Recuerdo que la primera vez que la hice, nun sabía si estaba cocinando o pintando un cuadro, de lo guapina que queda en el plato. Y lo mejor de todo: lleva cecina y cabrales, ¡dos productos que son gloria bendita de la tierrina!
Ingredientes (pa 2 personas que se quieran mucho):
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3 güevos camperos, de los buenos, que los del super no saben igual
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1 puñadín de champiñones laminados finos
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4 o 5 lasquines de cecina de León
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Unos pegollos de queso Cabrales (con moderación, que ye potente)
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Sal y pimienta negra molida al gusto
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Un chorrín de aceite d’oliva virgen extra (del que usaba mi madre, ¡oro líquido!)
Pasu a pasu (como si lo enseñara en la cocina de casa):
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Primero se baten los güevos con un poquitín de sal, como si fueras a hacer una tortilla francesa. Pero no los batas de más, que no queremos espuma de afeitar.
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Calienta una sartén antiadherente (si no tienes, que sea de les güenes), echas un chorrín de aceite y viertes los güevos. No la dobles, déjala abierta, como un lienzu, y a fuegu mediu pa que no se te achicharre.
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Cuando empiece a cuajar pero aún esté jugosina por encima, añades los champiñones, les lasquines de cecina y los pegollos de Cabrales bien repartíos. Tapas un momentín pa que el cabrales sude un poco, pero no dejes que se funda del todo, que nos gusta que se note.
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Retiras del fuego y sirves con cariño. Si tienes pan de escanda o una torta de maíz, acompáñalo, y si no, ¡con lo que haya!
Conseyu de la güela Balbina
Si tienes visita, esta receta ye la manera más rápida de quedar como un chef sin complicate. Y si ye pa ti sola o solo, ¡pues te pones la radio y lo disfrutes con una sidrina bien fresca!
Y recuerda...
No hay tortilla más rica que la que se hace con calma y con amor.
Cocínala, compártela y déjame un mensajín si la haces. Que últimamente, como salgo tanto en la web, me saluda hasta el del pescao. ¡Ay, lo que me gusta eso!
Hasta mañana, mis cielinos.
— Balbina
(la güela que cocina con el corazón y un pañuelín de flores)