Las babuinas más agradables tienen más éxito

Las babuinas más agradables tienen más éxito

SINC.-La personalidad de las primates influye en su supervivencia. Investigadores de la Universidad de Pensilvania han publicado en PNAS los resultados de un estudio en el que se describen tres tipos de caracteres: agradable, distante y solitario, en 45 hembras de babuino en su hábitat natural. Esos rasgos condicionan su vida en sociedad.

 

Los babuinos organizan su sociedad en torno a la dominación y a la figura de las hembras, pues las crías heredan su autoritarismo directamente de sus madres. Pero esos conceptos no son suficientes para comprender su socialización. Ahora, un grupo de investigadores de la Universidad de Pensilvania ha presentado los resultados de un estudio –publicado en la revista PNAS– en el que se han descubierto tres tipos  de personalidad que determinan los lazos sociales y la supervivencia de las hembras de babuino.

 

Los autores del estudio ya habían descubierto anteriormente –junto a otros investigadores– que “su éxito reproductivo está estrechamente ligado a su capacidad de formar lazos sociales con otras hembras”, explica a SINC Robert Seyfarth, uno de los autores del estudio. Es decir, las babuinas buscan compañeras estables con las que establecer vínculos estrechos.

Lo novedoso de la investigación es que decidieron “identificar qué ayudaba a las hembras a establecer esas uniones”, añade Seyfarth. Asimismo, frente a otros estudios realizados en zoológicos, los canadienses observaron el comportamiento de 45 hembras de babuino –mayores de siete años– en su hábitat natural, no en un zoo.

 

Agradables, distantes y solitarias

Descubrieron tres dimensiones de personalidad que eran relativamente estables, es decir, se mantenían con el paso del tiempo: agradable, distante y solitaria.  Cada una estaba caracterizada por un conjunto de comportamientos que no estaban ligados al rango de dominación ni a los parentescos.

Una de las primeras conclusiones que extrajeron fue que las hembras “eran sensibles ante las diferentes personalidades”, explican los investigadores. Estas se comportaban de una forma u otra con las demás en función de las puntuaciones que obtenían en cada dimensión de personalidad. Así, tendían a aproximarse a las más agradables, mientras apenas se acercaban a las hembras “solitarias”  y mucho menos a las “distantes”.

 

“Observamos el comportamiento de 45 hembras de babuino mayores de siete años en su hábitat natural, no en un zoo”

Además, esas tres personalidades están correlacionadas con tres medidas que, a su vez, se asocian a la salud: los niveles de estrés, el Índice de Compuestos de Socialización y el Índice de Pareja Estable. En todas las hembras que estudiaron se observó una correlación entre el rango de dominación y el estrés en cuanto al nivel de glucocorticoides. En las hembras más solitarias se encontraron mayores cantidades de esta hormona que en las agradables y en las distantes, lo que provocaba que sufrieran más estrés. Cuando las hembras están estresadas sus posibilidades de encontrar un compañero estable disminuyen.

 

La capacidad de establecer vínculos sociales también varía con la personalidad. Las hembras agradables tenían buenos niveles de socialización y preferían encontrar una compañera estable,  pero las más solitarias tenían dificultades para ser sociables. Sin embargo y para sorpresa de los científicos, su preferencia por lograr la estabilidad en su pareja era mayor que la de las hembras agradables. En el caso de las hembras solitarias, sus niveles de socialización eran bajos y no parecían dispuestas a tener una compañera estable.

 

Gruñidos muy personales

En función del entorno social las hembras toman unas decisiones estratégicas u otras que, una vez más, están determinadas por la personalidad. Observando los gruñidos de las hembras los científicos concluyeron que “mientras en las solitarias y distantes esos sonidos parecen estar relacionados con la posibilidad de ganar algo, las agradables gruñen para mostrar buenas intenciones y aliviar la ansiedad de las demás hembras”.

Los investigadores aseguran que las personalidades de estos monos son bastante plásticas y varían con los años pero explican que, en el caso de las hembras, “estas retienen sus rasgos de un año al siguiente”. De sus resultados se puede concluir que “la selección natural favorece la supervivencia de algunas personalidades sobre otras y que aunque una hembra no puede controlar su dominación o la familia en la que nace, sí puede –adoptando una personalidad concreta– ser una hembra exitosa”, finaliza Seyfarth.

 

Imagen: Derek Keats

 

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