La detenida fingía ser víctima de "tirones" con caídas y lesiones, mientras vendía joyas sustraídas por valor de más de 2.500 euros
En un sorprendente caso de doble engaño sostenido en el tiempo, la Policía Nacional ha detenido en Avilés a una mujer de 70 años, acusada de hurtar joyas en viviendas de personas vulnerables y de simular hasta cinco robos con violencia entre los años 2002 y 2025.
Lo que parecía una investigación rutinaria por denuncias aisladas derivó en el esclarecimiento de un patrón de engaño perfectamente calculado. Agentes de la Comisaría Local de Avilés descubrieron que la misma mujer que durante años había denunciado supuestos robos mediante “tirones” —en los que aseguraba haber sufrido caídas y lesiones— era también la presunta autora de varios hurtos en domicilios en los últimos años.
Una doble vida de engaños
La detenida se ganaba la confianza de personas vulnerables, accedía a sus domicilios y sustraía joyas, que más tarde vendía en al menos doce establecimientos especializados. Las ventas acumuladas superan los 2.500 euros, aunque se sospecha que la cifra real podría ser mayor, ya que algunas víctimas no llegaron a denunciar al creer que habían extraviado las piezas.
Al mismo tiempo, la mujer presentó durante más de 20 años denuncias por robos violentos simulados, asegurando que desconocidos le habían arrebatado el bolso con violencia, provocándole incluso lesiones. Sin embargo, las contradicciones en su última declaración y la revisión minuciosa de sus antecedentes permitieron descubrir el engaño.
Detención y consecuencias legales
La mujer ha sido detenida por cinco simulaciones de delito y dos delitos de hurto, quedando en libertad con cargos, a disposición judicial.
La Policía Nacional recuerda que simular un delito es una infracción penal recogida en el Código Penal español. En cada denuncia se informa expresamente de la obligación de declarar con veracidad, y de las consecuencias legales por acusar falsamente (art. 456), simular delitos (art. 457) o mentir como testigo (art. 458).
“Este caso es un ejemplo claro de cómo el fraude puede disfrazarse de víctima y de cómo la constancia policial permite desmontar mentiras sostenidas incluso durante décadas”, han señalado fuentes de la investigación.
Este peculiar caso no solo llama la atención por la edad de la implicada, sino por la habilidad con la que supo alternar los papeles de víctima y autora, escapando durante años del radar judicial. Ahora, tras una investigación minuciosa, la verdad ha salido a la luz.