El mal de Alzheimer destruye paulatinamente las células del cerebro y los recuerdos se borran y con ellos la esencia primogénita de las que nos hace humanos. Los seres que lo padecen se hallan fuera del círculo de la realidad palmaria y sentida.

Es en el epicentro de la familia es en donde el drama toma magnitud de tragedia. Alguien, una esposa, por ejemplo, lo expresa desolada: 

“Si pudiera tan siquiera en algún momento recordar un rostro, la mirada del hijo, la sonrisa o la palabra de algún ser que amó y convive a su lado, eso sería reconfortarle. Pero no; aún existiendo entre las paredes de la casa, él está   andando el sendero sin retorno del olvido”. 

La lucha contra el Alzheimer no ha ganado la batalla. Se han conseguido mejores. Nuestro celebrero es la realidad más complicada de cuerpo humano: solamente se conoce de él un 25 por ciento, y de su totalidad, apenas usamos el diez por ciento.  

Ese mal de la memoria es la principal causa de demencia entre la población a partir de la mediana edad. Es un morir sin estar muerto. Los pacientes se encierran como una crisálida fuera de la realidad debido a una gradual pérdida o deterioro de la capacidad cognitiva. Paulatinamente las células del cerebro y los recuerdos se borran y con ellos la esencia primogénita de las que nos hace humanos.

Esa bruma que nada deja traspasar, es uno de los estragos del intelecto, y el enfermo, una vez posesionado de ella está fuera de la concreción del tiempo que marca su existencia.  

En sus reminiscencias escritas como un diario, Max Aub escribe el 4 de marzo de 1960 en su casa de Paris sobre su amigo Paulino Masip, el novelista catalán autor de “El diario de Hamlet García”:  

 “Paulino viene a comer. ¡Quétristeza!” Y relata la escena con toda mesura:

 “Le asoman las lágrimas a cada momento cuando se acuerda de algún hecho preciso. Ojalá piense como está; es decir, ojalá no coordine dándose cuenta de su aspecto lamentable.” 

El mal es un deterioro de la capacidad cognitiva causada por varias enfermedades. Destruyen las células del cerebro y termina olvidándose de todos los recuerdos. La persona se halla viva sin vivir.  

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