El miedo a negociar con Escocia para que permanezca en la Unión Europea

El Brexit, que ha comenzado a desarrollarse, está teniendo unas repercusiones políticas espectaculares. Reino Unido se está dividiendo en todos los sentidos y muchos son los que desconocen que terminará ocurriendo realmente en los diversos ámbitos.

 

Los líderes políticos de Escocia ya manifestaron su desacuerdo con el Brexit, que fue apoyado por los ciudadanos de Reino Unido en una relevante y polémica votación. Son varias las consecuencias de este hecho, aunque destaca la relativa a la reactivación del nacionalismo escocés, que busca el acercamiento a la Unión Europea.

 

Una de las peculiaridades que ha presentado siempre Escocia al ser comparada con los restantes componentes de Reino Unido es el espíritu europeísta de sus ciudadanos, que siempre han querido tener una fuerte relación con la Unión Europea. El Brexit, poco deseado por los escoceses, ha hecho que se comiencen a estirar diversas vías para que Escocia continúe, de un modo u otro, en la Unión Europea.

 

Los representantes de España y de Francia no quieren negociar para que Escocia acceda como Estado independiente a la Unión Europea. Varias son las razones que sirven para sostener esta posición política, que es bastante interesante y que va a incidir contundentemente en las relaciones internacionales durante los próxomos meses.

 

Existe miedo a las posibles negociaciones que podrían producirse entre Escocia y la Unión Europea por una idea que, realmente, carece de fundamento y que está basada en razonamientos lógico-políticos muy débiles. Muchos pueden considerar que apoyar la independencia de Escocia y garantizar su entrada en la Unión Europea podría ser útil para los independentistas catalanes, que siempre han deseado tener a Escocia como gran modelo para lograr separarse de España. Sin embargo, es cierto que Escocia y Cataluña difieren en muchos sentidos y que tienen pocos elementos comunes, de modo que resulta complicado considerar como idéntica la situación de ambos territorios.

 

Escocia y Cataluña tienen rasgos distintos en lo que se refiere a la cultura, a la historia y a la economía. Por este hecho, la situación de uno y otro merecen un distinto tratamiento.

 



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