Un diciembre que parece abril: Asturias vive un “invierno raro” con hasta 20 grados a las puertas de la Navidad

Un diciembre que parece abril: Asturias vive un “invierno raro” con hasta 20 grados a las puertas de la Navidad

Terrazas llenas en Gijón, paseos por el Muro sin bufanda y montañeros observando una Cordillera con más hierba que nieve. A mediados de diciembre, cuando lo habitual sería hablar de heladas y chimeneas trabajando a pleno rendimiento, Asturias vive un “invierno raro”, marcado por temperaturas sorprendentemente suaves y una sensación creciente de que el calendario y el termómetro ya no van sincronizados.

Las previsiones apuntan a varios días consecutivos con máximas que rondarán entre los 18 y los 20 grados en la costa, valores propios de abril. En Oviedo y en el interior, el ambiente se mantiene templado: máximas por encima de los 14 ºC y mínimas muy contenidas. Un panorama poco invernal que se encadena tras un otoño cálido y un mes de noviembre más suave de lo normal.

Un puente de diciembre con aire templado y nieve en retirada

Este episodio meteorológico tiene un responsable claro: una masa de aire inusualmente cálida para esta época del año, procedente del sur, que ha elevado las temperaturas varios grados por encima de lo esperado. En algunas zonas del país se han registrado 23 y 24 grados, mientras que el Cantábrico vive un diciembre primaveral.

En la práctica, Asturias muestra una estampa atípica:

  • La nieve se retira rápidamente incluso en cotas altas.

  • Las lluvias son frecuentes pero suaves, sin los temporales invernales habituales.

  • Las heladas han sido anecdóticas, especialmente en zonas bajas.

Para muchos asturianos la sensación es clara: “Esto no parece invierno”.

Hostelería, nieve y campo: ganadores y perdedores del “invierno suave”

El impacto económico de este escenario es desigual.

Terrazas llenas en la costa

En Gijón, Avilés o Llanes, la hostelería reconoce que el tiempo suave es un regalo: terrazas llenas, turismo activo y un ambiente propio de puente de primavera. Los chigres y sidrerías con vistas al mar viven días de gran movimiento.

Las estaciones de esquí, en alerta

En la otra cara están las estaciones de esquí y toda la economía de montaña. Sin frío no hay nieve, y sin nieve no hay reservas. Los episodios cálidos derriten rápidamente las nevadas aisladas y complican el inicio de la temporada, un periodo clave para los negocios de alta montaña, alojamientos rurales y empresas de deportes de invierno.

El campo, entre el alivio y la preocupación

Para los ganaderos, el invierno suave ofrece un breve respiro en forma de pasto más accesible. Sin embargo, la alteración de los ciclos —más humedad, menos frío y mayor supervivencia de plagas— genera inquietud. El sector sabe que la estabilidad agrícola depende de inviernos fríos que equilibren los ecosistemas.

No es un año aislado: la tendencia que inquieta

Los meteorólogos son prudentes, pero coinciden en algo: estos episodios cálidos encajan en un patrón que se repite. Los últimos inviernos han sido más suaves de lo habitual y las anomalías positivas de temperatura se acumulan mes tras mes.

Esto refuerza la idea de que Asturias se encamina hacia inviernos:

  • Más templados

  • Menos extensos

  • Con nieve más escasa y más tardía

Lo que hoy llamamos “invierno raro” podría ser, dentro de una década, simplemente el invierno normal.

¿Qué implica para Asturias este nuevo clima?

Los efectos serán progresivos, pero ya se pueden anticipar cambios importantes:

  1. Retroceso de la nieve en cotas medias
    La temporada de esquí será más corta y dependerá de ventanas de frío muy concretas.

  2. Más días templados en pleno invierno
    Episodios de 18-20 ºC en diciembre o enero dejarán de ser excepcionales.

  3. Adaptación económica y turística
    La región deberá reimaginar parte de su oferta de invierno: menos esquí, más turismo de naturaleza, rutas, gastronomía y experiencias vinculadas a un clima más suave.

  4. Cambios ecológicos y forestales
    Las especies y cultivos adaptados al frío podrían ver alterados sus ciclos, así como el riesgo de plagas o enfermedades.

“No es que el tiempo esté loco; es que el clima está cambiando”

Muchos climatólogos lo resumen así: el tiempo cambia día a día, pero el clima cambia década a década. Y Asturias está viendo ese cambio en tiempo real.

Un diciembre templado puede parecer agradable, incluso cómodo, pero abre un debate necesario sobre:

  • El turismo que queremos.

  • La economía rural que debemos proteger.

  • La gestión forestal que nos viene.

  • Y las medidas de adaptación que harán falta.

Un aviso en forma de día soleado

La imagen del Muro lleno de gente en manga de camisa, o de la Cordillera sin nieve a pocos días de Navidad, puede parecer anecdótica. Pero es también una señal de alerta.

Asturias, tierra de lluvias, niebla y montes blancos cada invierno, se asoma a un futuro climático distinto. Y en ese futuro, episodios como este diciembre suave no serán la excepción, sino la norma.

Un invierno raro que invita a disfrutar del sol… pero también a pensar, con serenidad y con urgencia, en lo que viene.

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