Amnistía total, Delcy Rodríguez al mando y un ultimátum: así fue el intento fallido de Maduro para negociar su salida con Trump

Amnistía total, Delcy Rodríguez al mando y un ultimátum: así fue el intento fallido de Maduro para negociar su salida con Trump

El presidente venezolano llegó a plantear su marcha del país si EE. UU. garantizaba impunidad para él, su familia y más de cien altos cargos chavistas. La Casa Blanca rechazó casi todas las condiciones y le dio una semana para abandonar el poder

La crisis venezolana vivió en las últimas semanas uno de sus episodios más tensos y, a la vez, más reveladores. Nuevas informaciones sobre la llamada privada que Nicolás Maduro y Donald Trump mantuvieron el pasado 21 de noviembre confirman que el presidente venezolano llegó a contemplar abandonar el cargo y dejar el país, siempre y cuando Estados Unidos aceptara un paquete de exigencias que la Casa Blanca calificó como inaceptable.

La conversación, que duró menos de quince minutos, fue directa, fría y con un objetivo explícito: explorar una salida negociada antes de que la presión militar, judicial y diplomática escalara a un nivel de riesgo mayor.

Las demandas de Maduro: impunidad total y un gobierno de transición controlado por el chavismo

Maduro planteó a Trump un “paquete de salida” con condiciones extremadamente amplias:

1. Amnistía total para él y su familia
Incluía el levantamiento de todas las sanciones económicas y políticas que pesan sobre él, la intervención de Washington para frenar su proceso ante la Corte Penal Internacional y la garantía de que no existiría ninguna causa judicial en Estados Unidos después de su marcha.

2. Fin de las sanciones a más de un centenar de altos cargos chavistas
Entre ellos militares, ministros y responsables de organismos estatales acusados en tribunales estadounidenses de narcotráfico, corrupción y violaciones de derechos humanos.

3. Un gobierno de transición bajo control del chavismo
Maduro propuso que la vicepresidenta Delcy Rodríguez encabezara un Gobierno interino que organizaría nuevas elecciones.
Este esquema permitiría al chavismo conservar el control del aparato estatal y, especialmente, de las Fuerzas Armadas durante todo el periodo de transición.

En resumen: Maduro ofrecía irse, pero dejando el marco político bajo dominio chavista y blindándose jurídicamente para el resto de su vida.

La respuesta de Trump: salvoconducto sí, impunidad global no

La Casa Blanca rechazó casi todas las condiciones.
Washington solo aceptó estudiar una opción limitada:

  • Un salvoconducto para que Maduro abandonara Venezuela con su familia,

  • hacia el país que eligiera,

  • en un plazo máximo de una semana,

  • bajo garantías de seguridad, pero sin amnistía judicial amplia ni levantamiento masivo de sanciones.

Ese plazo expiró el viernes sin movimiento visible por parte de Caracas. Al día siguiente, Trump anunció públicamente que el espacio aéreo venezolano debía considerarse cerrado en su totalidad, dejando claro que el ultimátum había terminado y que la negociación quedaba en punto muerto.

Por qué ahora: presión militar, escalada judicial y una elección cuestionada

La llamada se produjo en un contexto explosivo para el chavismo:

1. Legitimidad política debilitada

Las elecciones presidenciales de 2024 situaron como ganador reconocido por buena parte de la comunidad internacional al opositor Edmundo González, mientras Maduro se mantuvo en el poder apoyado en el control institucional. Su margen político, dentro y fuera del país, es menor que en ningún momento de la última década.

2. Aumento de la presión judicial

Estados Unidos no solo mantiene una millonaria recompensa por la captura de Maduro y su cúpula por cargos de narcotráfico, sino que recientemente designó al Cartel de los Soles como organización terrorista extranjera, una medida que habilita operaciones militares más amplias sin necesidad de nuevas autorizaciones del Congreso.

3. Presión militar en el Caribe

El despliegue naval estadounidense en el entorno de Venezuela incluye el portaaviones USS Gerald R. Ford, un submarino nuclear, destructores y cazas F-35. Desde septiembre, sus operaciones han destruido más de veinte embarcaciones vinculadas al narcotráfico y generado más de ochenta bajas en enfrentamientos marinos.
Aunque oficialmente se trata de operaciones contra el crimen organizado, el mensaje estratégico hacia Caracas es inequívoco.

En este contexto, la llamada entre ambos gobiernos fue un último intento para evitar una escalada mayor.

¿Hay realmente posibilidades de que Maduro se marche?

La gran pregunta —en América Latina y en la propia Venezuela— es si Maduro estaría dispuesto a negociar su salida.

Los hechos indican que existe una ventana real, aunque estrecha:

  • Él mismo planteó su salida directamente a Trump.

  • El chavismo es consciente de que la crisis económica es insostenible y de que la presión internacional crece.

  • Estados Unidos mantiene abierta la posibilidad de un acuerdo si Caracas reduce sus exigencias.

Pero también hay factores que bloquean un pacto inmediato:

  • Maduro exige impunidad total, algo políticamente inasumible para Washington y para la oposición venezolana.

  • El chavismo conserva un control absoluto sobre las Fuerzas Armadas, verdadero pilar del poder en Venezuela.

  • El entorno de Maduro teme que una transición sin garantías sólidas pueda derivar en procesos penales inevitables.

A día de hoy, la salida negociada no está descartada, pero tampoco es inminente.

Qué está ocurriendo ahora en ambos lados

En Washington, Trump ha reunido a su equipo de seguridad nacional para evaluar próximos pasos. No se descartan nuevas medidas económicas ni una intensificación de operaciones militares contra redes vinculadas al narcotráfico en la zona.

En Caracas, Maduro busca proyectar fuerza: apariciones públicas, mensajes de unidad y denuncias de un supuesto intento estadounidense de “apropiarse de los recursos naturales de Venezuela”. El régimen evita confirmar o desmentir el contenido de la llamada.

Escenarios posibles a corto plazo

1. Estancamiento tenso
La situación más probable: Maduro resiste, EE. UU. mantiene presión económica y militar, y las negociaciones quedan congeladas pero no muertas.

2. Retorno a contactos discretos
Si el entorno de Maduro percibe que su seguridad personal o su futuro judicial se deterioran, es posible que el chavismo vuelva a intentar un acuerdo más realista.

3. Escalada peligrosa
Un incidente en el Caribe, un error de cálculo o un choque militar podría elevar la crisis a un nivel más impredecible.

Conclusión: una crisis abierta, con una novedad histórica

Lo más relevante de todo lo ocurrido en las últimas semanas es que, por primera vez, Maduro ha puesto sobre la mesa la posibilidad de dejar el poder.
Eso introduce un elemento nuevo en la política venezolana:

el régimen ya contempla escenarios donde Maduro no es el presidente.

No significa que su salida sea inminente, pero sí que la crisis está entrando en una fase completamente distinta, con posibilidades reales —aunque remotas— de un desenlace negociado.

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