Ay, fíu… hoy sí que tengo el corazón partíu, pero de emoción. ¡Qué Día de la Hispanidá más guapu tenemos! La tele ta que arde con el desfile, los aviones pintando’l cielu con la bandera, y yo aquí, en mi cocina, mirando’l huevo y pensando:
—Balbina, si hoy hai que representar a España, ¡hazlo con lo más español que hay!
Y así me vino a la cabeza: ¡la tortilla española!
Esa maravilla que vale pa un picnic, pa una romería, pa un restaurante fino y pa curar cualquier mal de amores.
Como decía mi güelu: “No hay problema que no se arregle con una buena tortilla y una botella de sidra o vino tinto”.
Ingredientes pa 4 patriotes con fame y buen humor
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6 huevos (de gallines felices, como yo los domingos)
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5 patates medianes
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1 cebolleta (opcional, pero yo ye la echo, que da alegría)
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Aceite d’oliva virxe extra (que’l aceite español ye medio milagru)
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Sal al gustu
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Y un poco de paciencia, que ye el mejor condimentu que hay
El arte de facer una tortilla española (y no perder la paciencia ni la patria)
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Pela y corta les patates en laminines finines, como si fueran hojas de decreto real.
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Pela la cebolla y pícalo bien pequeñina, pa que se note sin imponerse.
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Calienta una sartén fonda con abundante aceite d’oliva (sin escatimar, que estamos celebrando la Hispanidá, no el ahorro).
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Fríe les patates y la cebolla a fueu mediu, sin prisas, hasta que estén tiernes y un poco doradines.
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Sácalo y escúrrelo, que no queremos que la tortilla flote en aceite, que esto ye España, no un pozu petroleru.
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En un bol, bate los huevos con sal y mezcla con les patates.
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Deja reposar la mezcla un par de minutos, que se conozcan, que hablen, que se hagan compadres.
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Calienta otra sartén con una gotina d’aceite y vierte la mezcla.
Déjala cuajar a fueu suave, y cuando empiece a dorar por los bordes…
¡Vuelta de campana, fíu! Como los aviones del desfile.
Con decisión, sin miedo y con orgullo español. -
Cuaja’l otro llau al gustu: jugosina pa los de alma tierna o más hecha pa los que no se fían ni del horno.
Porque mira, fíu: España ye como una buena tortilla.
Pa que salga bien, hai que mezclar to con cariño, tener buenos ingredientes, saber cuándo dar la vuelta y dejar reposar cuando toca.
Y si se rompe un poco… pues se arregla, se recompone y sigue sabiendo a gloria.
Como decía mi güela Tomasa: “España, cuando más se mezcla, más sabor tien”.
Pa servir y brindar
Sírvela templadina, con pan del día y un culín de sidra (o vino, si vien visita de fuera).
Y cuando te sientes a comerla, mírala bien, redonda, dorada y perfecta, y piensa:
“Esto, fíu, ye España: humilde, sabrosa y pa compartir”.
Y ahora déjame que me despida, que ta pasando la Legión por la tele y ya me tiemblen los brazos.
Como decía’l refrán: “Hoy, Día de la Hispanidá, ni el cuchillu corta sin cantar”.
¡Que viva España, que viva Asturies, y que no falte nunca una buena tortilla en la mesa!