Recetas de una abuela asturiana: Frisuelos de borona con leche merengada ("el maíz es vida, mételo hasta en los frisuelos”)

Recetas de una abuela asturiana: Frisuelos de borona con leche merengada ("el maíz es vida, mételo hasta en los frisuelos”)

Ay, mocines, mocines… ¡Qué veranucos aquellos de mi mocedá! Cuando la casa olía a hierba segada, a leche recién ordeñada y a ropa secando al sol. En esos tiempos, no había tanto postre de paquete como agora, ¡qué va!, tirábamos de lo que había: un poco de maíz molido, harina de trigo y huevos de casa. Y así salían unos frisuelos de borona que quitaben el sentíu.

Mira, este verano, después de muchos años, me dio el gustirrinín de volver a facerlos, pa’ recordar a la mi güela, que siempre me decía: “Balbina, el maíz es vida, mételo hasta en los frisuelos”. Y como siempre tenía razón, ¡pues allá fui!

Ingredientes

  • 3 güevos de casa (que si son de gallina pindia, mejor saben).

  • 200 g de harina de trigo.

  • 100 g de harina de borona (maíz amarillo).

  • ½ litro de leche fresca (si ye de vaques del prao, gloria bendita).

  • 1 cucharadina de azúcar.

  • Una pizca de sal.

  • Un culín de anís pa’ dar alegría.

  • Manteca o un poco de tocín pa’ untar la sartén.

Pa’ la leche merengada:

  • ½ litro de leche.

  • 100 g de azúcar.

  • Una rama de canela.

  • La cáscara de un limón.

  • 2 claras montadas a punto de nieve.

Paso a paso (con truquinos de la güela)

  1. La masa: Bate los güevos con la leche, echa les farines poco a poco, el azúcar, la sal y el culín de anís. Que no queden grumos, que ye pecado. Deja reposar media horina, como quien deja a un neñu dormir la siesta.

  2. La sartén: Unta la sartén con un poco de tocín pinchado en un tenedor, que así non se pega. Y vas echando un cazu de masa, estendiéndolo finu. En cuanto veas que salen burbujinas, das la vuelta. ¡Con gracia, eh!, que si lo tiras al techo, quedas sin frisuelu.

  3. La leche merengada: Hierve la leche con la canela y el limón. Déjalo enfriar bien, bate les claras con el azúcar y mézclalo suave. Mételo a la nevera hasta que esté fresquina.

  4. Servir: Pones los frisuelos apilados, tibios, y la leche merengada bien fría al lao. Y si quieres dar lujo, espolvorea un poco de azúcar por enriba de los frisuelos.

Consejo de la Balbina:
Estos frisuelos son pa’ comer en corro, con la familia, con risas y con alguien diciendo: “échame otro, güela, que estos nun me fartan nunca”. Porque así saben el doble de bien.

Y aquí me ves, cielín, sacando la receta del baúl de los recuerdos, que pensé que nunca más la iba a facer… Y mira tú, ¡hasta me saludaron pel pueblu diciendo: “Balbina, esos frisuelos de maíz que sacasti en el interné tienen que tar de muerte”!

 

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